30 abril, 2012

Y ahora, un poco de silencio por favor

El gran derrotado de nuestro tiempo es el silencio.  Y no me refiero al silencio físico, me refiero, sobre todo, a ese silencio interior abrumado permanentemente por un exceso de ruido de todo tipo.


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25 abril, 2012

Ma solitude


Mi soledad siempre,
tan cerca...



Pour avoir si souvent dormi avec ma solitude,

Je m'en suis fait presque une amie, une douce habitude.

Elle ne me quitte pas d'un pas, fidèle comme une ombre.
Elle m'a suivi ça et là, aux quatres coins du monde.

Non, je ne suis jamais seul avec ma solitude.

Quand elle est au creux de mon lit, elle prend toute la place,
Et nous passons de longues nuits, tous les deux face à face.
Je ne sais vraiment pas jusqu'où ira cette complice,
Faudra-t-il que j'y prenne goût ou que je réagisse?

Non, je ne suis jamais seul avec ma solitude.

Par elle, j'ai autant appris que j'ai versé de larmes.
Si parfois je la répudie, jamais elle ne désarme.
Et, si je préfère l'amour d'une autre courtisane,
Elle sera à mon dernier jour, ma dernière compagne.

Non, je ne suis jamais seul avec ma solitude.
Non, je ne suis jamais seul avec ma solitude.


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16 abril, 2012

Carta


Para R.
que va a descubrir Lisboa por primera vez


Una de las cosas que más envidio, es escuchar a alguien decir: "Todavía no conozco Lisboa. y voy a visitarla por primera vez en estos días".
Intento imaginar cómo será esa primera mirada, ese primer encuentro, que yo ya tengo olvidados a base de ir tantas veces, desde hace tantos años.
Y si esa persona, en cuestión, me pide algunas recomendaciones, no suelo dudar en lanzarme a contarle y sugerirle un montón de cosas que no debe perderse aunque, después de hacerlo, suelo arrepentirme como si hubiera intervenido, de forma obscena, en ese encuentro íntimo que se producirá en breve y que yo habría tenido que dejar en manos del destino, sin mancillarlo con mis propias experiencias.
No hacen falta guías para ir a Lisboa. La ciudad te sale al encuentro, se te aparece en las esquinas, te sorprende y te va dando lo que, en cada momento, necesitas.

Esta es parte de "mi" Lisboa pero seguramente R. tú verás "tu" propia Lisboa, así que olvida mis consejos, mis sugerencias y estas notas al pie, que escribo porque tú me las has pedido y porque yo no puedo controlar mis deseos de hablar una y otra vez de esa misteriosa, mágica, envolvente, caprichosa, encantadora y seductora ciudad blanca. 

Querida R.

Mis dos sitios favoritos para alojarme, en Lisboa, y todavía no he encontrado nada que los supere, son: MI CASA EN LISBOA y A CASA DAS JANELAS VERDES. dos alojamientos muy distintos, bonitos y acogedores, perfectos para situarte en el ambiente de la ciudad.  
Respecto a lugares para visitar, lo mejor es situarse en la Praça do Rossio y mirar a tu alrededor, sentados en A SUISSA, la famosa pastelería lisboeta. Desde allí, saboreando unas riquísimas Bolas de Berlín, podéis dibujar, cada día, un itinerario: norte, sur, este y oeste.
Por un lado la ALFAMA, con sus calles angostas y cuestas imposibles que suben al Castelo de San Jorge, desde el que podéis disfrutar las mejores vistas de Lisboa sobre todo en la puesta de sol. Ese espectáculo, a esa hora, será algo que nunca olvidaréis. Callejear por la Alfama y dejaos sorprender por lo que os vayáis encontrando en el camino. Lisboa, la más auténtica saldrá a vuestro encuentro. De repente una pequeña tasca con manteles de cuadros, con una pinta no muy atractiva, puede regalaros los mejores PETISCOS o unas sardina asadas con un vino de la casa, para chuparos los dedos (literalmente) Todos los sábados ponen. muy cerca de Santa Apolonia (la estación de trenes internacionales), el Mercado das Ladras (ladronas), una especie de rastro que no tiene igual en el mundo. si os acercáis, entenderéis por qué... 
Por otro lado la BAIXA con las ruas empedradas de la Plata y del Oro, llena de tiendas, pastelerías, cafeterías y desembocando en el Arco del Triunfo, La Praça do Comercio y el Tajo a punto de convertirse en océano. 
Por otro el BAIRRO ALTO, lugar de cenas, marcha, movida, fados -muchas de las casas de fado están prácticamente en esa zona- y el CHIADO, con A BRASILEIRA, el café en el que todavía está sentado Pessoa, esperando por todos/as los/as que quieran compartir un buen café (de los mejores de Lisboa) con él. Allí mismito al lado está la LIBRERÍA BERTRAND. Merece la pena entrar y disfrutar de la librería más antigua de Lisboa. También en ese barrio la famosa cervecería A TRINIDADE en la rua del mismo nombre. 
La zona moderna tampoco está mal, pero para 3 o 4 días, la LISBOA ANTIGA es mucho mejor. Si queréis un poco de mar, acercaos a Cascais a comer marisco. Por el camino disfrutaréis de la costa de Lisboa y su bello paisaje. También en la ruta, parada obligatoria en Belem, para ver el Monasterio de Os Jerónimos y comprar Pasteis de nata recién hechos, en la pastelería de Belem,que está al lado, con azulejos maravillosos y un olor y un ambiente que os cautivarán. Dar un paseo por Cascais, podéis comer allí o acercaos al Guincho para comer mariscos en un restaurante sobre el mar, viendo romper las olas. No os marchéis de Cascais sin probar los helados de Santini (la heladería de los reyes españoles en el exilio). Probad los sabores más exóticos y dejad que os invada la dulce sensación, sentados fuera, viendo el bullicio de esta ciudad de pescadores, admirando las dos preciosas casas que hay enfrente cubiertas de madreselvas. 
Otra cosa que suelo hacer en Lisboa, siempre que puedo, es ir al zoo. Es muy distinto a todos, por la influencia de las colonias africanas, y orientales portuguesas. Han recreado el modus vivendi de los animales en su entorno natural, los tienen al aire libre -sin jaulas- los respetan mucho, y es muy bonito el paseo. En el zoo, hay un pequeño cementerio de perros muy sentimental, con lápidas llenas de inscripciones de amor de sus dueños/as. 
Otro lugar que visito siempre que puedo es el Cementerio dos Prazeres, aunque suene tétrico, es precioso y tremendamente poético, literario y cinematográfico…Allí yacen muchas personalidades ilustres enterradas en el "Rincón de los Artistas" y es escenario de escenas en un buen montón de libros (Tabucchi, Eça de Queiroz) y películas ( por ejemplo las de Alain Tanner) 
Bueno, para 3 días es suficiente ¿no? Disfrutad mucho. Si no os veo antes, un beso y feliz descubrimiento de la ciudad blanca (¡qué envidia me dais! ¡ver Lisboa por primera vez!)
Cuando regreses tráeme tu mirada. Me encantará escucharla y también ver "tu" Lisboa a través de tus palabras. Un beso fuerte
Isabel 

13 abril, 2012

Les feuilles mortes



La cantaron:  Dalida, Juliette Gréco, Patricia Kaas, Yves Montand o Édith Piaf. También se hicieron muchísimas versiones en otros idiomas, interpretadas por cantantes tan distintos como: Eva Cassidy, Plácido Domingo, Stanley Jordan, Nat King Cole, Ute Lemper, Frank Sinatra, Barbra Streisand entre otros. 
Es un clásico en el repertorio de los músicos de jazz, con el título de Autumn leaves (hojas de otoño). entre otros muchos fue interpretada por Chet Baker, Miles Davis, Duke Ellington y Stéphane Grappelli.
Jaime Gil de Biedma cita la canción en su poema Recuerdo y elegía de una canción francesa.
La letra la escribió Jacques Prévert y la música la compuso Joseph Kosma.


Les feuilles mortes
Oh! je voudrais tant que tu te souviennes
Des jours heureux où nous étions amis.
En ce temps-là la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle.
Tu vois, je n'ai pas oublié...
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
Et le vent du nord les emporte
Dans la nuit froide de l'oubli.
Tu vois, je n'ai pas oublié
La chanson que tu me chantais.
C'est une chanson qui nous ressemble.
Toi, tu m'aimais et je t'aimais
Et nous vivions tous deux ensemble,
Toi qui m'aimais, moi qui t'aimais.
Mais la vie sépare ceux qui s'aiment,
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
les souvenirs et les regrets aussi
mais mon amour silencieux et fidèle
sourit toujours et remercie la vie.
je t'aimais tant, tu étais si jolie.
comment veux-tu que je t'oublie ?
en ce temps-là, la vie était plus belle
et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui.
tu étais ma plus douce amie
mais je n'ai que faire des regrets
et la chanson que tu chantais,
toujours, toujours je l'entendrai !



Las hojas muertas

Oh, me gustaría tanto que recordaras
Los días felices cuando éramos amigos...
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy.
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo...
¿Ves? No lo he olvidado...
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo
Los recuerdos y las penas, también.
Y el viento del norte se las lleva
En la noche fría del olvido
¿Ves? No he olvidado 
la canción que tú me cantabas.

Es una canción que nos acerca
Tú me amabas y yo te amaba
Vivíamos juntos
Tú, que me amabas, y yo, que te amaba...
Pero la vida separa a aquellos que se aman
Silenciosamente sin hacer ruido
Y el mar borra sobre la arena
El paso de los amantes que se separan.

Las hojas muertas se recogen con un rastrillo.
Los recuerdos y las penas, también.
Pero mi amor, silencioso y fiel
Siempre sonríe y le agradece a la vida.
Yo te amaba, y eras tan linda...
Cómo crees que podría olvidarte?
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy
Eras mi más dulce amiga,
Mas no tengo sino recuerdos
Y  la canción que tú me cantabas,
¡Siempre, siempre la recordaré!

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11 abril, 2012

Un poema de Jacques Prévert




En la tienda de la florista

Un hombre entra en la tienda de la florista
y elige flores
la florista envuelve las flores
el hombre se lleva la mano al bolsillo
para buscar el dinero
el dinero para pagar las flores
pero al mismo tiempo se lleva
súbitamente
la mano al corazón
y cae 

Al mismo tiempo que cae
el dinero rueda por el suelo
y también las flores caen
al mismo tiempo que el hombre
al mismo tiempo que el dinero
y la florista se queda allí
ante el dinero que rueda
ante las flores que se marchitan
ante el hombre que se muere
sin duda todo es muy triste
es necesario que la florista
haga algo
pero no sabe qué hacer
no sabe
por dónde empezar 

Hay tantas cosas por hacer
con ese hombre que se muere
esas flores que se marchitan
y ese dinero
ese dinero que rueda
que no deja de rodar.

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08 abril, 2012

Jara, Ema y Sarah

En Praia de Santo Amaro (Oeiras)

Verlas correr y disfrutar así me trae esta música al corazón





07 abril, 2012

El cofre del tiempo

Hoy, mientras paseaba por la Praia de Santo Amaro en Oeiras, me acordé de la canción de Violeta Parra: Volver a los diecisiete
Volver a los diecisiete, después de vivir un siglo, es como descifrar signos, sin ser sabio competente, volver a ser de repente, tan frágil como un segundo...
A mi izquierda el Oceano Atlántico, azul intenso, y a mi derecha la Marginal Lisboa-Cascais, tantas veces recorrida, con distinta gente, en distintos transportes y de distintas maneras a lo largo de mi vida.

Cuando estamos viviendo algo no sabemos cuánto y de qué manera podrá afectarnos su recuerdo en un futuro. Por eso a veces, ahora, intento vivirlo todo intensamente, disfrutando de cada segundo del presente para poder, también, volver a revivirlo -con parecida intensidad- si llegara ese momento.

Mi paso retrocedido, cuando el de ustedes avanza; el arco de las alianzas, ha penetrado en mi nido con todo su colorido, se ha paseado por mis venas, y hasta las duras cadenas, con que nos ata el destino, es como un diamante fino, que alumbra mi alma serena
Todo, en este horizonte es tan cercano, tan familiar, tan mío... Cada paso es un recuerdo, cada segundo una imagen.

Oeiras, Carcavelos, Parede, San Pedro, San Joao, Estoril, Cascais...

Los olores, los colores, las buganvillas, las casas de siempre, Bom día sol, el café en A Mira, el Bahía, Murtal, a casa cor de rosa, las estaciones del comboio, la luna llena sobre el mar plata, las rocas cubiertas de algas en la marea baja, los papus secos con mantequilla salada, el bacalhao dourado, el vinho verde, la dulce lengua portuguesa...
Lo que puede el sentimiento, no lo ha podido el saber, ni el más claro proceder, ni el más ancho pensamiento.
Jara corre por la playa y juega con los restos de un naufragio. Yo recojo el tesoro, esparcido por la arena, del cofre del tiempo.

Carcavelos

Casa da Pergola (Cascais)

Cascais

Estoril

Forte dos Maias (Oeiras)

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01 abril, 2012

Antonio Tabucchi


Él lo confesó en alguna entrevista: muy frecuentemente soñaba en portugués. 
Antonio Tabucchi, el novelista italiano enamorado de Pessoa, de Lisboa, de Portugal y de la lengua portuguesa, murió la mañana del pasado domingo, a los 68 años. 
Traducido a 40 idiomas, era el escritor italiano más conocido en el extranjero. Autor de obras inolvidables –Sostiene PereiraDama de Porto Pim, Nocturno hindú o Réquiem—, fue muchas cosas más. En Italia, por ejemplo, era notoria su actividad como apasionado de la política y brillante polemista.
¡Qué triste decirle adiós al escritor, al hombre más portugués de todos los italianos!...


Saudade
Se había ido a una aldea portuguesa para encerrarse en una casa de campo y escribir con tranquilidad, es decir, como un loco. Esa ilusión de una paz volcánica. Como Melville, que mojaba la pluma en un cráter. Encontrar una silla de paja como la de la habitación de Arlés y que la esfera planetaria entre por la ventana y se te pose en la cabeza. Bueno, de estas cosas hablamos por teléfono, hasta que se echó a reír. Contó que los vecinos estaban intrigados. Había un hombre encerrado, que no salía ni a saludar el sol. Qué pena, con el buen tiempo que hace. Si te concentras, te podría salir un cerezo por la oreja. Y empezaron a interesarse por él, sobre todo las ancianas del pueblo. ¡Ese hombre no come! Y le llevaban pan. Pobre escritor. Y Antonio Tabucchi se reía por teléfono, y les daba la razón: "¡Pobre escritor! Me ven y dicen lo que Píndaro: 'Parece usted el sueño de una sombra'. ¡El pueblo es un clásico!". Y Antonio, claro, acabó saliendo de la casa. Porque la boca de la literatura estaba fuera, una mujer que contaba la historia de su hijo en Francia, en una fábrica de acordeones. Y la dichosa esfera hizo una elipsis en la plaza y se posó sobre el viejo del sombrero negro que abrió los brazos y abarco el aire con la saudade de un acordeón. Si, eso debió ser el último verano. Antes lo había visto en Ferrol y me habló indignado de los progroms contra gitanos en Italia. Una indignación siempre inteligente, que apuntaba la injusticia. Y luego, la descerrajaba, a la injusticia, con un humor libertario, hasta extirpar el núcleo de la estupidez, como hizo en el inolvidable opúsculo La gastritis de Platón. Un alegato contra la vacanza morale, que diría Primo Levi, de escritores e intelectuales, contra aquellos cínicos que combinan la locuacidad conformista y el "silencio selectivo".
Una vez lo convencimos para ir a un programa de televisión. En medio del debate, se levantó y dijo: "Voy a mear". Fue un gesto elegante, tal como iban las cosas. Su forma de hablar, de estar, hasta el más leve gesto, tenía mucho que ver con su forma de escribir. Su mirada atraía a las cosas y a las palabras. Si, en la visión sartriana, la prosa se sirve de las palabras y la poesía sirve a las palabras, en la literatura de Antonio Tabucchi hay una superación de ese dilema: se sirve de las palabras, al tiempo que las sirve. En el arte de la sutileza, el más humilde y leve gesto puede ser sublime. Y así era el oficio de escribir del autor deRéquiem. Si, decía, Tabuchi en Ferrol. Como un buen situacionista, amaba los terceros lugares y se reía del cosmopaletismo. Era un hombre rebelde, escritor piel roja, y por eso amaba el mundo, la gente de las "voces bajas", y entendía muy bien la saudade como una nostalgia afectuosa. Ahora, hasta el tranvía 28 de Lisboa tiene saudade de Tabucchi.


Manuel Rivas (El País)

Filosofía, Stan Getz y Bill Evans


Emmet Gowin

Si una persona realmente quiere verte, 
hará todo lo posible para llegar a ti, 
sin miedos, sin excusas.


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