29 julio, 2008

Desde fuera...


Desde fuera
Álvaro Valverde
Ed. Tusquets, 2008

No hay “ocultas razones” para leer a Álvaro Valverde.
Por eso, una se acerca a su nuevo libro de poemas “Desde fuera”, con el corazón y los sentidos abiertos de par en par, conociendo, de antemano, el placer, el desasosiego y la inquietud, que su lectura puede proporcionarle.

Desde aquel primer libro que cayó en mis manos: “Las aguas detenidas”, pasando por "Una oculta razón" (Premio Loewe), "A debida distancia", "Ensayando círculos" y "Mecánica terrestre", me he sentido fascinada por la obra de este extremeño que figura ya en todas las Antologías de la literatura española.

Siempre he leído los libros de Álvaro Valverde como si se trataran de un solo libro en el que los poemas se suceden separados sólo por el tiempo y el lugar en el que se ofrecen.
Sin embargo, algo ha ocurrido de repente en este libro. Es como si Álvaro, hubiera salido de sí mismo, sin abandonar sus paisajes cotidianos y, acodado en una ventana, se dispusiera a dejar pasar el tiempo observando, como quien ya ha visto lo suficiente, lo que ocurre en el exterior.

Me gusta mucho el ritmo narrativo de su poesía, la capacidad para describir paisajes y convertirlos en lugares evocadores. Me gusta la nostalgia que se desprende a veces sin caer en la amargura o la tristeza desmedida.

Siempre he tenido la sensación de que Álvaro vive en el lugar y de la manera que le gusta vivir.
Me gusta cuando habla de árboles y ríos, cuando la naturaleza se convierte en el tema o el pretexto para contar algo mucho más interior, más íntimo.

Me fascina la luz, la media-luz, que envuelve su poesía, de persianas entornadas, postigos entre-abiertos, cálidos amaneceres y anaranjadas puestas de sol.
Todo invita al sosiego en sus palabras y, sin embargo, hay algo oculto que conduce a los caminos del misterio, que te obligan a salirte de ti misma y mirar, desde fuera, lo que está ocurriendo en tu interior.

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27 julio, 2008

Noches de terraza y días de Juan Perro


Son bonitas las noches de este verano, con el cielo plagado de estrellas, la luna -ya menguante-los olores y el bullicio de las calles.

Desde mi terraza se ven los tejados y el horizonte, y la mirada se pierde, muchas veces, más allá de torres y chimeneas.

Acompañada de buenos amigos/as la noche se llena de confidencias susurradas, de puentes cubiertos de palabras, de gestos de ternura y de reflexiones en voz alta que intercambiamos como si fueran cromos -lo tengo, no lo tengo-. Confidencias, reflexiones, palabras que van y vienen bajo las estrellas, sobre los tejados.

Anoche, un grupo de amigos/as, nos sentamos en la terraza a charlar hasta altas horas de la madrugada.En la charla surgió el tema, como no, de las lecturas de cada uno, de la influencia de los "buenos" libros, de la literatura de calidad, en ese proceso personal en el que cada uno construimos los andamios interiores, sobre los que vamos dando forma a nuestra vida, a nuestro pensamiento, a nuestra forma de mirar y comportarnos ante las distintas adversidades y avatares del día a día.

La importancia de crecer y superar retos como lectores/as, de hacernos críticos/as, de ser más exigentes, de ser capaces de seleccionar y elegir, de decir no, de ir preparando un equipaje que nos ayude a viajar por la vida de otra manera, con otra estética.

Al hilo de la charla nocturna, quiero hablar del último disco de Santiago Auserón, el gran Juan Perro. El que fuera cantante y compositor del grupo musical Radio Futura, para muchos, el mejor grupo español de la década de los 80, y mejor grupo español de los últimos 25 años.

El disco surge de una gira del cantante, con la Original Jazz Orquestra, grupo surgido del Taller de Músics de Barcelona, dirigido por Enric Palomar. En él Auserón hace un repaso de su cancionero. Es decir, las canciones más conocidas de Radio Futura y su proyecto Juan Perro desde perspectivas rítmicas y melódicas inusitadas, abarcando desde las improvisaciones jazzisticas, elementos de música soul, hasta el flamenco.

El disco es un gran disco. Por la calidad de las interpretaciones, el acierto de los temas elegidos, los excelente músicos de la Big Band, la voz -personalísima del cantante y sobre todo -y de ahí el comienzo de este post- porque detrás de este trabajo hay mucho más que un disco al uso.

Detrás encontramos a un hombre culto (licenciado en filosofía), escritor de artículos sobre música, arte y pensamiento en diarios y revistas especializadas, traductor, investigador musical, recopilador de músicas populares, compositor (compuso las canciones para la obra Cacao de la compañía teatral Dagoll Dagom, por la que obtiene el Premio Max de las Artes Escénicas).... y muchas más cosas.
Y eso se nota.
Es decir, no es un cantante de "operaciones triunfo", ni de concursos televisivos. No es el resultado de una operación burda de marketing comercial, ni la apuesta comercial de un productor de medio pelo.
Detrás de Santiago Auserón-Juan Perro, hay un equipaje bien preparado, un andamiaje bien construido a lo largo de los años, la seriedad y solidez, de un proyecto que nace y crece con mucho más que la simple intención de entretenernos. Un proyecto musical que nos conduce por territorios difíciles en los que vamos a encontrar terrenos escarpados, grutas por explorar, ríos que vadear...

Y eso se nota. Y mucho.

Escucho, ya con el sol inundando la terraza, este estupendo disco. Y, como es de bien nacida, ser agradecida, le agradezco a Santiago Auserón que me haga este gran regalo de domingo.





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23 julio, 2008

Tocar los libros


Hace tiempo, en un paseo nocturno por las viejas calles salmantinas vi, de refilón, en el escaparate de una librería un libro, cuyo título era: “Tocar los libros”.
Su autor era Jesús Marchamalo y la publicación corría a cargo del Centro de Profesores de Cuenca.
Conocía varias de las publicaciones de este Centro de Profesores, dentro de una colección llamada “CUADERNOS DE MANGANA”, que reúne algunas de las mejores plumas de España, con ediciones muy cuidadas y títulos tan sugerentes como: La casa del lector, de Gustavo Martín Garzo; Las condiciones de la felicidad, de Belén Gopegui; La literatura del silencio, de Manuel Longares; Regreso al tapiz que se dispara en muchas direcciones, de Enrique Vila-Matas; Nosotros dos, de Manuel Rivas o El año que nevó en Valencia de Rafael Chirbes, entre los 47 títulos que componen ya la colección.
Por diversos motivos que se conjuraron, infelizmente, no conseguí hacerme con el libro.
Durante estos años, y cada vez que me encontraba con Jesús Marchamalo, en el bosque o en sus libros, me quedaba ese gusto amargo de la nostalgia de lo que nunca se ha vivido.

Este año, recibí de su autor, un misteriosos paquetito en el que encontré –por fin!- la reedición del libro hecha por el CSIC.
Inmediatamente después de leerlo, de un tirón, sin apenas respirar, fui a la librería y compré varios ejemplares para regalar a mis amigos/as, a los más cercanos, a los más queridos.

"Tocar los libros" es un librito (67 páginas y del tamaño de una mano) precioso. Precioso como objeto y precioso el contenido. Prologado por su amigo Luis Mateo Diez, es una deliciosa reflexión sobre la literatura, los libros y las bibliotecas.
Sobre esos lectores que acarician los libros, se detienen en las cubiertas, huelen el papel, se deslizan entre las páginas, son maniáticos en su orden, son reacios a prestarlos, tienen un rincón favorito para leerlos...
El libro hace un recorrido por los libros y bibliotecas de escritores contemporáneos, desde la del propio autor a las de Patrick Suskind, Sergio Pitol, José Ángel Valente, Luis Mateo Díez, Luis Landero, Javier Marías, Jesús Ferrero, George Perec, Susan Sontag… Así como autores clásicos de todos los tiempos: Azorín, Lampedusa, Galdós, Unamuno, , y muchos otros. Y lo hace descubriéndonos sus manías, estableciendo complicidades, mostrando a través de divertidos guiños, las similitudes entre escritores y lectores. En definitiva de la relación que se establece con esos pequeños objetos, con los que convivimos a diario los amantes de libros y lecturas.

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18 julio, 2008

Bonjour tristesse


"A ese sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle
el nombre, el hermoso y grave nombre de tristeza. Es un sentimiento tan total, tan egoísta, que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio, el pesar, más raramente el remordimiento. Hoy, algo me envuelve como una seda, inquietante y dulce, separándome de los demás."


Así comienza el libro "Buenos días tristeza" de la escritora Françoise Sagan.
Lo leí en mi adolescencia, en ese extraño momento en el que adolecemos de todo, en el que nos extrañamos de mil formas de quienes somos y quienes vamos camino de ser.

Recuerdo, como se recuerdan los primeros amores, la inquietud que me produjo su lectura, y el nerviosismo de una lectura casi escondida, al resguardo de la mirada curiosa de mi madre, que siempre preguntaba qué estábamos leyendo.

Recuerdo también que apunté en un pequeño cuaderno, en el que apuntaba citas de los libros que leía, el poema de Paul Eluard, el que da título al libro sin saber, entonces, quien era Paul Eluard, ni su relación con Gala y con Dalí.

À peine défigurée

Adieu tristesse
Bonjour tristesse
Tu es inscrite dans les lignes du plafond
Tu es inscrite dans les yeux que j'aime
Tu n'es pas tout à fait la misère
Car les lèvres les plus pauvres te dénoncent
Par un sourire
Bonjour tristesse
Amour des corps aimables
Puissance de l'amour
Dont l'amabilité surgit
Comme un monstre sans corps
Tête désappointée
Tristesse beau visage.

Adiós tristeza
Buenos días tristeza
Estás inscrita en las líneas del techo
Estás inscrita en los ojos que amo.....

Más tarde, mucho más tarde, supe quién era Françoise Sagan y que cuando escribió esta obra tenía apenas 18 años.
Supe también que la publicación del libro se vio rodeada de una gran polémica a causa de la escabrosa temática que abordaba y de la juvenil edad de la escritora.
También más tarde vi la película, basada en esta obra, que realizó Otto Preminger. No fue una de sus mejores producciones. El guión no estaba a la altura de las grandes adaptaciones literarias.

Pero entonces, cuando leía a escondidas "Buenos días tristeza" no sabía nada de esto, sólo era un libro tomado del estante más alto de la biblioteca de mi padre (el lugar de los libros prohibidos) y que, no sé si por esta condición de maldito, leí llena de avidez y desasosiego.

Hoy, por una divertida casualidad, ha caído en mis manos.
Ya no posee el temblor de lo prohibido, ni mis sentidos están en alerta mientras me dispongo a releerlo.
Pero sí me invade una inmensa melancolía.

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15 julio, 2008

Buenos músicos

Hace ya 2 años, escribí sobre un joven acordeonista portugués, Joao Gentil y el magnífico concierto que dio, junto al batería Luis Formiga, en la Plaza Mayor de Salamanca. Hace 2 meses, y en los conciertos programados para la Feria del Libro, el duo portugués volvió a ofrecer un recital de 2 horas y media, que puso al público en danza -literalmente- y en el que, hasta un "espontáneo" turista ruso subió a cantar un kasachov entonado y potente.


Pero hoy quiero hablar de otro acordeonista: Iñaki Diéguez, un acordeonista de Irún, al que escuché, por primera vez junto al contrabajista Ritxi Salaberría y el batería Igor Telletxea, presentando en la Plaza de los Bandos de Salamanca, su último disco: Crossing time, en noviembre del año pasado, y volví a escuchar, al frente del grupo folk Ghatusain en la Plaza Mayor esta primavera.


Iñaki Diéguez comienza sus estudios de Acordeón con 9 años con el profesor A.M. Belio. En 1988, termina 2º en el “Gran Prix Internacional de France”. En 1993, termina sus estudios superiores de Acordeón en el Conservatorio Superior de Música de San Sebastián con Sobresaliente y Mención de Honor. El mismo año consigue primeros premios nacionales e internacionales. Ha dado conciertos como solista en varios países y ha actuado con Orquestas Sinfónicas.


Después de una carrera como músico clásico se centra en el Jazz, el Folk y en otro tipo de músicas y producciones. Ha tocado con su grupo “Ghatusain” en importantes festivales. Participa en giras con Gontzal Mendibil, Pantxoa ta Peio, Peio Servielle, etc, y estrena junto con el “Ars ensemble” de Joan Valent el Ballet-Teatro “Troya sXXI”, con artistas como Ángela Molina, Rafael Amargo, Niño Josele,… además de participar en la Banda Sonora de la película “20 cm”, de Ramón Salazar, con música de Pascal Gaigne.

Ha producido 3 CD de Acordeón clásico y ha participado en una veintena de discos de diferentes artistas.


"Crossing time" es una apuesta arriesgada y que funciona desde la primera vez que lo escuchas.Jazz- flamenco-ezpatadantza-jotas-tangos. Temas clásicos de Astor Piazzolla o Richard Galliano, junto con temas compuestos por el propio Iñaki.

Además tienen un directo fascinante en el que transmiten toda la fuerza y la pasión necesarias para hacernos disfrutar de verdad. Hay honestidad, creatividad, un trabajo de grupo excelente y unos buenos profesionales que se toman muy en serio su trabajo a la vez que disfrutan mucho haciéndolo.
Si tenéis oportunidad no os los perdáis. Merecen, y mucho, la pena.

Lo que sigue a continuación es un tema compuesto por Iñaki "Begi Ttikiak" (Ojos pequeños).

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Olores y recuerdos

"El recuerdo que me dejó mi padre fue su olor a serrín y a tabaco negro"-dice Manuel, de repente, en una terraza sobre las empinadas calles de Candelario.
Durante un buen rato, me deja cavilando acerca de los olores que me dejaron, los seres que tanto amé.

"Cuando nada más subsiste del pasado, después que la gente ha muerto, después que las cosas se han roto y desparramado… el perfume y el sabor de las cosas permanecen en equilibrio mucho tiempo, como almas… resistiendo tenazmente, en pequeñas y casi impalpables gotas de su esencia, el inmenso edificio de la memoria" -escribió Proust

Y Gamoneda: "Recuerdo el frío del amanecer, los círculos de los insectos sobre las tazas inmóviles, la posibilidad de un abismo lleno de luz bajo las ventanas abiertas para la ventilación de la enfermedad, el olor triste de la sosa cáustica".

"Huele a sangre mezclada con espliego, venida entre un olor de resplandores. A sangre huelen las quemadas flores, y a súbito ciprés de sangre el fuego". Añade Alberti

Y Alejandra Pizarnik: "Yo no sé de la infancia más que un miedo luminoso y una mano que me arrastra a mi otra orilla. Mi infancia y su perfume a pájaro acariciado".

Una bolsa de obleas que trae Jesús, me aleja de olores y pasado, para reconducirme por los sabores del presente.

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09 julio, 2008

Buenos amigos


Una de las mejores agrupaciones de todos los tiempos, los Traveling Wilburys, un grupo que fue el encuentro casual de grandes amigos un día cualquiera.
Todo comenzó cuando George Harrison buscaba un “Lado B” para acompañar el single europeo de su disco Cloud Nine, para eso contactó al co-productor del álbum Jeff Lyne. Jeff estaba trabajando en ese momento con Roy Orbison en lo que sería su siguiente álbum Mystery girl y Roy rápidamente se prestó a echar una mano. El destino también quiso que la guitarra de George estuviera en la casa de Tom Petty, así que éste también se apuntó.
Cuando los amigos se pusieron a grabar, Bob Dylan también apareció para completar la canción de Harrison y entonces la historia comenzó. El resultado final fue una canción llamada “Handle With Care”. George declaró mas tarde que le gustaba tanto la canción y la manera en que se hizo que se animó a grabar un álbum completo.
El disco se llamó Travelling Wilburys Volume 1 y se publicó en Octubre de 1988 consiguiendo excelentes críticas, todos estuvieron de acuerdo en que la música era tan extraordinaria por las modestas ambiciones de la banda que se tradujo en un sonido fresco. La revista Rolling Stone lo convirtió al instante en uno de los 100 mejores discos de todos los tiempos.
Repentinamente en diciembre de 1988 un ataque al corazón acaba con la vida de Roy Orbison, solo tenía 52 años, una lamentable perdida que dejó al mundo sin una de sus mejores voces. Los restantes miembros de la banda terminan entonces su segundo y último álbum conocido como Traveling Wilburys Volume 2 en dedicatoria al gran maestro Roy Orbison.
En el año 2007 y gracias a la colaboración de la viuda de George Harrison, Olivia Arias, se publica The Traveling Wilburys Collection, los dos discos editados en esa época, con algunos temas adicionales y un sorprendente DVD con un documental de la banda y sus videos.

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07 julio, 2008

Leo diferente


"Hay libros-espejos, en los que mirarnos, y
libros-ventanas, por los que asomarnos"

Juan Kruz y Patxi Zubizarreta
EN: la lección inaugural del IV Congreso Ibérico sobre el libro infantil y juvenil
Donostia, julio 2008

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