28 marzo, 2012

Motivos personales

Sí, yo mañana haré huelga.

Y mi huelga no es sólo contra esta reforma laboral impuesta, inhumana y que perjudica, sobre todo y como siempre, a la gente con menos posibilidades y menos recursos. No sólo por eso, no.

Mi huelga es también contra los sistemas políticos y financieros de todo el mundo que han creado un mundo en el que unos cuantos tienen todo el poder y todo el dinero, mientras la mayoría ni siquiera tienen para comer o para vivir de una forma digna.

Sí, hare huelga mañana. Porque creo que el trabajo es un derecho, porque tener un hogar es un derecho, porque la mayoría de nosotras/os pagamos nuestros recibos, hacemos escrupulosamente nuestras declaraciones de la renta, pagamos nuestros impuestos, contribuimos a la economía de nuestro país con un consumo civilizado, creemos en la sanidad pública, en la educación pública, en la cultura al alcance de todos/as.

Sí, mañana haré huelga porque estoy harta de manipulaciones, de becerros de oro, de mentiras, de chantajes, de que nos metan el miedo en el cuerpo, de que nos amenacen, de que el color de la piel sea ilegal, de que las injusticias no pasen factura, de la prepotencia, de la chulería de los que, por haber nacido en "buenas" cunas, se creen mejores o más importantes que otros seres humanos que no tuvieron su mismo destino.

Iré a la huelga porque no hemos sido, la mayoría de nosotras/os, las/os que hemos llevado al mundo a este estado lamentable y sin embargo somos las/os que estamos pagando las consecuencias, porque estoy harta de deudas públicas, de rescates, de desahucios inhumanos, de bancos que ya no saben que hacer con las casas que  van añadiendo a su patrimonio, casas absurdamente vacías, mientras sus propietarios duermen en las calles.

Iré porque hay seres humanos, nuestros propios vecinos, esperando las sobras que otros dejan en sus platos, y trabajadores honrados de toda la vida que de repente se ven obligados a pedir en las entradas del Metro, a comer en comedores sociales, a los que se les corta la luz o el agua,  que se ven obligados a acudir a familiares y amigos pidiendo ayuda y cobijo.

Sí, iré a la huelga, porque estoy harta de que siempre paguemos los mismos mientras los verdaderos culpables siguen viviendo como si tal cosa. Porque los recortes se aplican, sobre todos, a los servicios sociales, porque después de tanta lucha y tanto trabajo, no quiero que mis hijos vivan en un mundo capitalista, absurdo, insolidario, racista, injusto, opresivo, manipulador y sin valores humanos.

Sé que son demasiados motivos para un sólo día, para unas pocas horas. Que sólo será un acto simbólico y romántico. Que al día siguiente volveremos al trabajo, los más afortunados, y volverán los poderosos a coger los hilos de nuestras vidas para movernos a su antojo y según sus intereses.


Pero, siempre he creído en la fuerza de los seres humanos cuando, unidos, persiguen lo que unos pocos llaman utopía.



No empobrezcas el sueño
(NO ABARATEIXIS EL SOMNI)

No empobrezcas el sueño,
no tengo otra cosa que decirte, si quieres
no empobrezcas el sueño,
que es como la estrella que hay al final del camino.
Y si es preciso reharemos todos los signos
de un presente tan difícil y arisco
que no empobrezcas tu sueño nunca más.
Que nos han puesto precio por vivir
y el vivir a veces tiene el precio de decir basta.
Basta de renuncias mediocres
que no nos permiten la historia en pie.
Y si es preciso conviviremos la miseria
pero ha de ser sin engaño, dignamente,
basta de amenazas innobles
con el hambre y el tronar de los cañones.
No empobrezcas el sueño,
tu estrella que está al final del camino,
no empobrezcas el sueño,
por desprecio te darás a ti mismo.



18 marzo, 2012

Noche de los enamorados


Desde que Félix Romeo, nos dejó de repente, a primeros de octubre del año pasado, no ha habido ni un día en el que por una causa u otra no apareciera en mi vida una referencia al escritor aragonés. No conozco el motivo por el que algunas personas, a las que apenas has conocido, dejan una huella imborrable en tu vida. No lo conozco, y ni siquiera puedo imaginarlo. Es como algo que te impregna. No hay por qué, no hay razón.

A Félix Romeo lo conocí unas horas en Salamanca, junto a Ignacio Martínez de Pisón, mientras compartimos la conferencia de Ignacio, una cena para cuatro, y la terraza del Novelty hasta altas horas de la madrugada, en una noche de mayo en la que el Salamanca acababa de ascender a primera división (no sé si por primera vez).
Lo recuerdo grande, apasionado, hablador, espléndido, divertido, cercano...
No paró de contarnos cosas, de sugerirnos lecturas, músicas, películas...
También recuerdo la sensación que tuve, al despedirme, de querer volver a verle de nuevo, mi intención de invitarle a dar una charla en algunas de las ferias del libro, como corrí al día siguiente a buscar sus libros, de los que por cierto habló poco, intrigada por conocerle más a través de sus escritos.

Por entonces dirigía La Mandrágora, aquel programa único e inolvidable al que, a pesar de la hora en la que se emitía, casi de madrugada, yo seguía con pasión.
Luego me olvidé, casi, de él. De vez en cuando aparecía a través de sus artículos en la revista Letras libres, de sus críticas literarias y cinematográficas, o en forma de recuerdo, traído al azar de forma caprichosa, en una conversación.
No le llamé para invitarle a dar aquella conferencia, aunque siempre me acordaba de él en las fechas de la feria.

Hasta la noche del 7 de octubre del año pasado en la que me enteré, también por azar de su muerte precipitada, y como todo lo inesperado, la noticia causó en mí un impacto mucho mayor de lo que yo podía suponer.
Al día siguiente viajé a Archidona, para formar parte del Jurado del concurso de cortos cinematográficos que con motivo del Festival de Cine, tenía lugar en el precioso pueblo malagueño. Allí coincidí con Javier Espada, director del Centro Buñuel de Calanda quién me contó que el día anterior la noticia le había sorprendido mientras comía con la Ministra de Cultura, Ángeles Sinde, en el nombramiento del guionista de Buñuel, Jean-Claude Carrière, como Caballero de la Orden de las Letras y las Artes.
Un par de días antes de la muerte de Félix, lo escuché en el programa de radio de la Cadena Ser, La Nube, hablando sobre su viaje a Madrid, para la celebración del Aniversario de Letras Libres, y el nombramiento de Carrière.
¡Que extrañas coincidencias!

Desde entonces, ya digo, no ha habido una semana en la que Félix Romeo no haya estado presente en mi vida.
A través de blogs a los que llegaba por azar: Antón Castro, Aloma Rodríguez, Daniel Gascón...
A través del cine, por azar también vi la película de Jonás Trueba  "Todas las canciones hablan de mí" en la que Romeo era coguionista junto a Daniel Gascón.

Volví a leer Amarillo, esa historia inquietante sobre el suicidio de su amigo, el escritor Chusé Izuel. Volví a leer Discotheque, Dibujos animados...
Y fueron apareciendo documentales, artículos y referencias permanentes a Félix.

Ahora tengo entre mis manos el libro que dejó escrito antes de morir. Se llama "Noche de los enamorados" y, como siempre en sus libros, habla de recuerdos personales -con esa particularísima forma de narrar que tenía el escritor aragonés, llena de frases cortas e intensas- y de la muerte. Siempre la muerte, también en sus libros, como un presagio, o una intuición -quién sabe- como una asignatura pendiente, como una obsesión, una pregunta permanente, un misterio inquietante. 
Romeo investiga una vez más sobre la muerte y sus aledaños en este libro, sí, pero ¿no es la eterna cuestión sin respuesta de todos los seres humanos?


Cubierta de su compañera: Lina Vila
“En 1960, Santiago Dulong tiene treinta y dos años, los mismos cuarenta y dos años que tengo y ahora, cuando escarbo entre gusanos. Me pregunto qué intento encontrar reflejándome en este espejo oscuro”. 

No sé que buscaba Félix con su escritura, pero sí sé lo que nos fue dando a todos/as los que de una forma u otra nos fuimos cruzando en su camino.
Por eso dejó tantas huellas, incluso en los que, como yo, apenas le conocíamos.


Creo que Franco Battiato era uno de sus cantantes favoritos.


12 marzo, 2012

Zaz

Zaz, cuyo verdadero nombre es Isabelle Geoffroy nació el 1 de mayo de 1980 en Tours. A los cuatro años sentenció: “Cuando sea grande seré cantante” y parece que esa frase, dicha con tanta determinación, se ha cumplido. "Lo primero que hay que saber es que siempre he cantado", es una de las frases que ahora utiliza como presentación. A los cinco ingresó en el conservatorio de su ciudad natal y allí estudió violín y piano hasta los 11. A los 15 tomaba clases de canto, aunque no con asiduidad, ella reconoce que en esa época no era muy disciplinada.


A partir de los 20 años las cosas empiezan a ir deprisa para ella. Estudia en el Centro de Información de Actividades Musicales de Burdeos, donde sí se lo toma más en serio. Entra en contacto con un primer grupo especializado en blues, y después se marcha de gira con una orquestilla vasca, compuesta por dieciseis personas, cuatro de ellas cantantes, interpretando todo tipo de éxitos en las fiestas de pueblos y pequeñas ciudades, como Bayona o Carcasona. La gente le pedía canciones deWhitney Houston o Beyoncé y ella obedecía. El trabajo era duro y el salario no muy alto pero le sirvió para coger tablas y madurar. También ha formado parte de un grupo rap, ha cantado con unos chilenos en Casablanca, se ha ido de gira a Egipto y ha actuado en unas minas de sal en Colombia. Ha sido la ganadora de la tercera edición del Génération Réservoir y ha contestado anuncios que le han cambiado la vida, el primero uno del grupo Don Diego que buscaba cantante. Allí acudió ella y se convirtió en Zaz. Con ellos explora repertorios africanos, árabes y andaluces, brasileños y latinos en general. En el repertorio de Zaz también han estado temas de jazz y de blues, así como grandes éxitos de la chanson française pertenecientes a Jacques Brel, Aznavour, Gainsbourg o Nougaro.


En 2006 Zaz decide marchar a París y comienza a actuar, junto a sus amigos, Germain y Mister T, en pequeños locales, piano-bar y en las calles de Montmartre, animando a los miles de turistas que acuden a diario a visitar, por ejemplo, el Sacré Coeur o la plaza del Tertre. 


En 2007 contesta a otro anuncio, de esos que le han cambiado la vida. Este buscaba una nueva voz, grave, con toques jazzísticos y un poco rota. Quien ha puesto el anuncio es Kerredine Soltani, que produce su primer disco y compone alguno de sus temas más destacados, como el single que la aupado a los números uno de todas las listas de ventas francesas. Se titula "Je veux" (Yo quiero) y podéis escucharlo en el siguiente video y leer la traducción de la letra al final.






ZAZ « Yo quiero »
Extraído del álbum Zaz (2010)

Dadme una suite en el Ritz
¡No la quiero!
Joyas de Chanel
¡No las quiero!
Dadme una limusina
¿Para qué quiero yo eso?
(papalapapapala)

Ofrecedme personal
¿Para qué quiero yo eso?
Una mansión en Neuchâtel
Eso no es para mí.
Regaladme la Torre Eiffel
¿Para qué quiero yo eso?
(papalapapapala)

Quiero amor
alegría, buen humor,
no es vuestro dinero
lo que me dará la felicidad
Yo quiero reventar
de generosidad
(papalapapapala)

Vamos juntos
A descubrir mi libertad
Olvidad pues todos vuestros clichés
Os doy la bienvenida a mi realidad

Estoy harta
De vuestras buenas formas
¡Es demasiado para mí!
Yo como con las manos
¡Yo soy así!
Hablo alto y soy sincera
¡Perdonadme!

Se acabó la hipocresía
¡Me largo de aquí!
¡Estoy harta
de tanto eufemismo!
Miradme,
De todos modos
No os guardo rencor
¡Yo soy así!

[Estribillo, ad. lib.]



Fuentehttp://nuestrosvecinosdelnorte.blogspot.com/2010/09/zaz.html

Etiquetas: , ,

10 marzo, 2012

Ecos de Alicia


En algún lugar alguien desconocido se acerca.
Mira mis libros mientras quién sabe qué recuerdos sacuden su mente.
Alguien, procedente de algún lugar desconocido, sube una escalera y llena mi estancia de luz con su sonrisa ancha, con sus ojos limpios y con esa clara voz que sólo emana de los seres más profundos.
Y me habla, y me cuenta sobre una Alicia, más antigua que la mía, que un padre al que adoraba le regaló en su octavo cumpleaños.
Alguien, hasta entonces desconocido para mí, se acerca a mi corazón sin preludio ni rodeos, recordándome la dimensión exacta del ser humano, su esencia más profunda, y con sólo unas palabras, me dice mucho más que muchos otros en un año.
Y regresa días más tarde, con su libro y su sonrisa para tender un puente de plata entre su alma y la mía, mientras me ofrece sus recuerdos y su tesoro, con la misma emoción que yo los acojo en mi corazón y lo tomo entre mis manos.
Alguien...
En medio de una calle, se acerca hasta mí. Y me habla del pasado, de recuerdos comunes, de otros tiempos de sombrero y gabardina, de fiestas de noche y luna, de árboles de papel y cuentos susurrados.
Y me llena de ternura y de nostalgia, de aquellos instantes felices en los que la pasión era el único motor de cada día.
Alguien, de algún lugar desconocido, se ha vuelto a acercar a mí por mis Alicias, regalándome su tiempo y su mirada y esa voz, tan clara, que sólo poseen los seres únicos.
Alguien...
Deja su voz , esa voz que sólo tienen los seres más intensos, escritas en un papel y un rosal en una bolsa.
Ha mirado mis Alicias y ha vuelto después, cargada con rosas y palabras, para agradecerme, haber compartido lo que amo con ella y tanta gente.
Y me trae la imagen de una estancia a punto de ser abandonada, en la que sólo quedó una rosa en una botella de cristal.
Alguien...
Se acerca con sus cariño y sus alumnos a recorrer mi mundo imaginario. 
No la veo ni la oigo, pero puedo imaginar su voz, esa voz que sólo poseen los seres más generosos, mientras cuenta una historia, casi mía, a unos jóvenes que nunca he conocido.
Y me regala, envueltas bellamente, las huellas de sus pasos, sus miradas interiores, sus asombros, que yo hago míos, de nuevo, añadiendo un nudo más al corazón.

Digo "Alicia" y escucho el eco de otras voces que se acercan desde lejos, para descender conmigo a un mundo subterráneo en el que los sentimientos crecen tan sólo con morder una galleta.
Alguien... 
Ellas bien lo saben.




Etiquetas: , , , ,

04 marzo, 2012

Prosas apátridas y Art Blakey


Vuelvo una y otra vez a las Prosas apátridas de Julio Ramón Ribeyro, escritor peruano, figura destacada de la llamada Generación del 50 y uno de los mejores cuentistas de la literatura hispanoamericana del siglo XX.
Ribeyro publicó estas Prosas apátridas en 1975, y son un conjunto de breves apuntes, digresiones y reflexiones sobre la actividad literaria.
También podemos aplicarnos estas reflexiones a nuestra vida cotidiana y seguro que nos vemos reflejadas/os en muchos de los apuntes que Ribeyro hace sobre la literatura, el sexo, los hijos, la vejez y la muerte, la historia, la calle como espectáculo y la ventana -siempre las ventanas- como observatorio de la existencia. 

Hay momentos en que el sufrimiento alcanza tal grado de incandescencia que diríase nos cristaliza y nos vuelve por ello indestructibles.
***
La carta que aguardamos con más impaciencia es la que nunca llega. No hacemos otra cosa en nuestra vida que esperarla. Y no nos llega, no porque se haya extraviado o destruido, sino sencillamente porque nunca fue escrita.
***
El gran mural fotográfico que adorna la sala del café Les Finances. Representaba en sus buenas épocas un bosque en pleno verdor. Con los años el color se ha amarilleado. La primavera de las fotografías también tiene su otoño.
***
Momentos de absoluta soledad, en los cuales nos damos cuenta de que no somos más que un punto de vista, una mirada. Nuestro ser nos ha abandonado y en vano corremos tras él, tratando de retenerlo por el faldón de la levita.
***
Las palabras que callamos eran las que deberíamos haber pronunciado. Los gestos que guardamos por pudor eran los que deberíamos haber cumplido. Los actos que nos parecieron triviales eran los que se esperaba de nosotros. Otros los hicieron en nuestro lugar. Paguemos ahora las consecuencias.

Etiquetas: , , ,