24 febrero, 2008

Genialidad


No fue un concierto al uso.

Durante casi 2 horas tuvimos el inmenso placer de disfrutar de uno de los mejores conciertos de jazz a los que he tenido la ocasión de asistir en los últimos años en Salamanca.

Sobre el escenario, el gran Antonio Serrano, sacando notas y armonías que parecían imposibles de una armónica que formaba parte de sus labios, de sus manos,de su cuerpo. Una armónica que sonaba como un bandoneón, en un homenaje maravilloso al gran Astor Piazzola.

Y no estaba solo el armonicista madrileño. A su lado otros 2 genios: Javier Colina al contrabajo y José Reinoso al piano.

Yo creo que se olvidaron de nosotros, del público o quizás porque estábamos allí, y se dedicaron a disfrutar y, de paso hacernos volar a nosotros, de cada una de los temas que abordaron con pasión, virtuosismo, body and soul...

La gente aplaudía incansable cada intervención de los 3 y ovacionaban, silbaban y gritaban al término de cada tema.

Casi 2 horas... difícil tanta generosidad en cualquier concierto de jazz hoy día, en los que los músicos racanean hasta los 5 minutos de un bis una vez pasada la hora reglamentaria.

¿De dónde saca Serrano esa fuerza de la armónica? ¿De dónde Javier Colina, el veterano contrabajista navarro, ese camaleónico contrabajo capaz de sonar como una guitarra española o un cajón flamenco? ¿de dónde el uruguayo José Reinoso esos dedos, recorriendo el teclado, acariciando los sonidos, imprimiendo la tristeza y la alegría, el dolor y la nostalgia de los mejores tangos de Piazzola?

Me gustó mucho también el momento íntimo de armónica y piano o la explosión del paseo que se dieron por las melodías más conocidas y marchosas de América del sur -ay ese sur-
Y me gustó la comunicación y la complicidad que se respiraba entre ellos - la sonrisa de Reinoso ante las "travesuras" que improvisaba Serrano, los secretos al oído, las miradas que decían que entre ellos había mucho más que un concierto.

La batería -no recuerdo el nombre del batería que sustituyó a Guillermo McGuill (anunciado en el programa)- estuvo correcta. No hizo alardes, supongo que consciente de lo que se cocía en el escenario, pero acompañó mucho y bien, incluso tuvo un bis a bis con la armónica que no desfraudó en absoluto.

Un pedazo concierto, si señor. De esos que se recuerdan siempre. En una noche cálida de casi primavera. Será difícil repetir en breve esta experiencia.

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22 febrero, 2008

El arte del silencio


Ayer, mientras veía la película de Paul Haggis "En el valle de Elah", pensaba lo importante que resultaba, en cualquier arte, administrar bien los silencios. En esta película hay grandes momentos en los que el silencio se apodera de todo. Te da tiempo a contener la respiración y a esperar la próxima palabra, el próximo gesto. No son silencios incómodos, sino expectantes, como cuando conversas con una amigo/a, que escucha lo que le estás contando y luego hace una pausa, respira hondo, y busca la mejor respuesta, la mejor palabra para responder a tus inquietudes.

Hoy leo la ponencia presentada por Cecilia Bajour en el Foro "Pido gancho. Textos, voces e imágenes", realizado dentro del marco de las Jornadas de Formación e Intercambio " Mediadores a la vista", durante la 18ª Feria del Libro Infantil y Juvenil (Buenos Aires, 26 de julio de 2007).

El título de la ponencia es este: "La artesanía del silencio" y la introducción dice así:

No decirlo todo. Insinuar. Sugerir. Callar. Mostrar a medias. Todo arte se vale de este delicado equilibrio entre lo que dice y lo que calla. Entre lo que muestra y lo que oculta.

En los libros que celebran esa tensión entre lo dicho y el silencio se vislumbra una trama de decisiones artísticas que tienen que ver con la escritura, con la ilustración, con la edición. En todas esas decisiones hay una representación sobre el lector. ¿Cuánto se le dice y cómo? ¿Qué riesgos depara la medida del decir y del mostrar para la historia, el poema, la imagen? ¿Qué consecuencias tiene para el que lee y qué se espera de él? ¿Cómo se hace para que lo sugerido no signifique un abismo insalvable en el diálogo entablado con el lector y sí un horizonte hacia donde se puede caminar construyendo sentidos? ¿Dónde está el borde que marca el exceso en el decir y el mostrar?

Estas preguntas, posibles para toda manifestación artística, se vuelven especialmente necesarias cuando de literatura infantil y juvenil se trata.

Una literatura que en muchas ocasiones suele encontrarse cómoda en la explicación abundante, en la mostración y demostración o en la reiteración como formas de tender una red de protección al lector. Una literatura que a veces teme demasiado el riesgo y por eso, en el balance entre el decir y el callar, tiende a asegurar los sentidos, a no dejarlos librados al juego inapresable del texto y del lector. El miedo a que este se pierda, a que no vaya en la dirección prevista de antemano, tiene consecuencias muy visibles en la artesanía de los textos y de las imágenes.

Y creo que esta es una de las fronteras más importantes entre la buena y la mala literatura, ente el buen y mal cine, entre una buena conversación o una charla banal: la forma de construir los silencios, lo que no se dice, lo que permanece oculto entre líneas y que es, sin embargo, fundamental para la historia que nos están contando. Lo que nos hace posible intervenir, no ser meros expectadores/lectores/oyentes... Lo que dignifica y sugiere, lo que nos hace crecer, interrogarnos, inquietarnos y nos deja con ese buen sabor de boca de las cosas bien hechas.

Agradezco el esfuerzo de todos/as aquellos que utilizan el arte del silencio para ofrecernos lo mejor de sí mismos/as.

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18 febrero, 2008

Las cinco artes


Mi amiga Concha se ha metido de lleno en este mundo de los blogs. Y como no podía ser de otra manera su blog se llama: Quiero contaros que....

Ya sabéis, las/os que la conocéis, que Concha siempre viene cargada de noticias. El concierto tal, la exposición cual, la película que, el libro que...

"Chicos, chicas, no os perdáis el último concierto de... la exposición que ponen en...queréis que os saque entrada para....???"

Todas/os las que la conocemos y queremos sabemos que estar con Concha es recibir una buena dosis de pasión por lo que le rodea y un enorme interés por compartirlo con todas/os.

Ella es así. Generosa, inquieta, apasionada. Pasa de la risa al llanto, de la receta de un arroz a la descripción de un paisaje, de una historia a otra, con la facilidad de un pájaro volando sobre los tejados, o saltando de balcón en balcón.

Será un placer entrar en su blog, leer sus recomendaciones y seguirla de cerca en su periplo de las cinco artes.





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17 febrero, 2008

Fin de semana

Voy al supermercado, cocino un pastel de chocolate y fideuá, hablo por teléfono, riego las macetas, podo los rosales, corto la caña, rastrillo el cesped, enciendo la chimenea, leo El País, escucho a Anjani Thomas y a Jeff Buckley, veo las exposiciones de los caballos de Peter Müller y “El retrato español: de Goya a Sorolla”, paseo con Jara, tomamos una cerveza con unos amigos y un café con una amiga, paso la aspiradora, leo 50 páginas de "Rojo y Negro", compro narcisos en la calle, veo 2 episodios de "Doctor en Alaska", pongo la lavadora, me fumo unos cigarrillos, miro la puesta de sol por Portugal, me lleno de nostalgias por volver, hago unas fotos, las destrozo con el photoshop, recargo el móvil, compro regaliz rojo...

Y no voy a la sierra, no compro pescado, no podo los ciruelos, no le doy una mano de aceite de teka a los muebles del jardín, no escribo esa carta, no trasplanto los geranios, no termino de leer "El cuerpo y las olas", no vamos al cine, no me como el pincho que me ponen con la cerveza, ni la galleta del café, no veo la luna -está nublado-no ordeno los discos, no voy con M. a sembrar el guindo.

Cuántas cosas por hacer. Qué corto el fin de semana...

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15 febrero, 2008

Maneras de escuchar un blues

Vicente Gallego nació en Valencia en 1963.

Dice de sí mismo que fue un estudiante vago.
Guardia de seguridad, camionero, go-gó de discoteca, podador de pinos, repartidor de paquetes, despachante de aduanas y parado crónico, recadero de imprenta y negro literario de un político.
Ha publicado varios lbros y ganado varios premios de poesía.

Y a mi me gusta mucho este poema suyo del libro "La plata de los días" editado por Visor en 1996.

MANERAS DE ESCUCHAR UN BLUES
A Eloy Sánchez Rosillo

Es hermosa esta noche de verano,
aunque no más hermosa
que cualquier otra noche de verano.
Es hermosa esta noche en que estoy solo,
y fumo, y he dejado
en penumbra la casa mientras suena
un dulce y triste blues,
un blues tan triste y dulce como otros.
Nada en mí, ni en la noche, ni en la música,
se diría especial, y sin embargo
existe algo muy hondo en esas cosas
que parecen sencillas:
una extraña grandeza que no acaba
de ser exaltación, tragedia, paz,
pero que es todo eso, y es también
un sentir claramente
que para que esto ocurra ha sido necesario
apurar estos años, acumular recuerdos,
haber ganado
y haber perdido tantas cosas.
Para que este piano suene así,
para temblar así con esta música,
ha sido necesario
ir llenándola poco a poco
de belleza y de daño, ir llenándola
con nuestra propia vida, para que se parezca
a nuestra propia vida, y suene así:
tan insignificante
y tan grande, tan triste, tan hermosa.

(Escuchando a Stevie Ray Vaughan)


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14 febrero, 2008

Amores cobardes

Elena, hoy he escuchado una canción de Silvio Rodriguez -cuánto tiempo!-
"ÓLeo de mujer con sombrero" y una estrofa la debió escribir para ti.

"La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes
los amores cobardes no llegan a amores
ni a historias, se quedan ahí,
ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar"

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12 febrero, 2008

Sueño

Cuántas veces, cuantas, se repetirá este sueño de escapar volando sobre los tejados, sobrevolar el horizonte, llegar al mar, perderme en el infinito sosiego del azul, respirar el aire limpio...
Cuántas veces se repetirá hasta que suceda.

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11 febrero, 2008

Un bello poema para un lunes de febrero

Un hombre nace


Un hombre nace llora crece ríe

sufre y hace sufrir canta camina

tiene sed hambre frío miedo prisa

despierta simpatías envidias atenciones

se desborda se pierde arde sonríe.

Un hombre solo canta en medio de la noche

para ahuyentar las bestias que lo habitan.

Un hombre abraza empuja besa mira

se cansa de vivir o se enamora

pide envejece sabe que se acaba

que se va lo que es de entre sus dedos.

Un hombre mira el cielo las nubes y se dice

en silencio lo breve

lo hermosa y fugitiva que es que fue la vida.

Juan Vicente Piqueras

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08 febrero, 2008

De un tirón

Siempre leo así la poesía. De un tirón. Me cuesta trabajo interrumpir la lectura, quiero conocer al que escribe, conformar un todo, hacerme una idea más precisa. No me sirve un sólo poema. La poesía adquiere sentido, igual que la novela, cuando vas avanzando, cuando te metes hasta dentro, cuando empiezas a reconocer el estilo, el ritmo, la música, el pensamiento del que escribe.
Puede gustarme un poema, leído al azar. Pero, para que me guste un/a poeta tengo que leer muchos de sus poemas.
Acabo de leer la edición bilingüe de la Poesía completa de Ryszard Kapuscinski, de Bartleby Editores. Ya había leído poemas sueltos de él en varios sitios, pero esta extensa edición, la más extensa en cualquier lengua -incluida la polaca- me ha dejado un sabor agridulce en el alma, y un intenso desasosiego en el cuerpo.
Cuando cierro el libro, me quedo un rato absorta en la foto del autor en la portada.
Sonríe. Ironicamente.

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