16 mayo, 2006

Tiempo para vivir








"Hay un tiempo para escribir y otro tiempo para vivir"

A veces se atragantan las palabras, olvidas la forma de las vocales, de las consonantes, de las sílabas... El mundo, tu mundo está en otra parte, la luz es más intensa, demasiado intensa para encerrarte en las sombras. Las tardes son largas y perezosas, los olores te reclaman y dentro de ti todo es bullicio. No hay silencios, no hay ganas de decir nada, ni de callar nada.
A veces nada te importa lo suficiente. Te vuelves más superficial, más frívola, un poco pasota, más indolente.
Ves la vida pasar por las calles y bajas las escaleras de dos en dos, como cuando te reclamaban las amigas con la comba o la goma.

"No puede conmigo la tristeza. La saco a la calle y se evapora"

Después de leer: "Mi querida Eva" de Gustavo Martín Garzo "El lado frío de la almohada" de Belén Gopegui, "La reina sin espejo" de Lorenzo Silva (no sabía que había pasado una temporada en Badajoz para escribir su novela "Carta blanca"), y "Yo y tu, objetos de lujo" de Vicente Verdú, es como si me hubiera apropiado de un trozo inmenso del mundo, de muchas miradas, de muchos escenarios, de situaciones y personajes muy distintos.
Dejo de leer también estos días.

No escucho jazz, ni bossa... escucho a Geko Turner (otra sorpresa -con ese nombre nunca hubiera imaginado que era de Badajoz-), a Salif Keita, a Diego Clavel "por soleá", a David Bowie, Los Lobos... no es mi música habitual. No necesito mi música...

No me reconozco totalmente en este estado y sin embargo no me molesta, ni me inquieta, ni me preocupa. Puede que sea un cambio definitivo, un cambio de esos que se dan en los cambios de década, en las estaciones, en el paso de un curso a otro...

O puede que sea sólo que el verano está cerca...

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