18 septiembre, 2014

En tierra de nadie




No escribo nada últimamente. 

Me siento como si estuviera perdida en tierra de nadie sin caminos que seguir, sin nada en lo que creer.

Son tiempos extraños en los que el viento cambia a menudo.

Si levanto una pared hacia el oeste, el viento sopla del norte, y si me protejo del viento del este, de repente vira al sur.

Son días de blanco y verde, de miedos agazapados tras las horas cotidianas, de no hacer planes de futuro más allá de mañana, aquí y ahora.

Cualquier decisión que tomo parece no ser la correcta, cuando ayudo a alguien me equivoco, se abren abismos donde yo construía puentes, algunas personas que me rodean me descubren facetas desconocidas antes para mí que las convierte en extrañas.

Me desaparecen objetos cotidianos, reacciones cotidianas, incluso amigos cotidianos que se van sin despedirse.

No hay tiempo para la nostalgia, que ha dejado paso a cierta incredulidad, algo de escepticismo y mucha desgana.

Me doy cuenta que he empezado a domar mis emociones, a medir mis ilusiones, a apaciguar mis pasiones. Me doy cuenta del derroche de todos estos años, un derroche que ahora me pasa factura y me exige ahorrar y medir gastos.

Empiezo a ser consciente de la inutilidad de tantas cosas, de las pérdidas, de las malas inversiones. No me salen las cuentas en el "debe" y el "haber" y esto, que antes nunca me había importado, ahora se resuelve mal dentro de mí.

Estoy cansada, sí. De tantas cosas. También de mí.

Busco una poesía que resuma este estado de ánimo exiliado y gris en el que me siento y encuentro una que transcribí aquí el 18 de septiembre de 2005. Justamente un día como hoy de hace 9 años.
¿Tendrá la culpa septiembre?

DIA GRIS

Cristina Peri Rossi (EN: Aquella noche. Ed. Lumen)


Días en que parece que todo el mundo estuviera contra ti. 

El casero te desahucia
tienes fiebre
te duelen los huesos
nadie te llama por teléfono
Has perdido el último trabajo
y la Compañía del Gas te reclama un consumo inexistente.
Envejeces,
un auto casi te atropella por la calle
y extraviaste el monedero.
Aún así,
eres demasiado insignificante
como para que todo el mundo conspire contra ti.
¿Será que el día está nublado?

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