Ecos de Alicia
En algún lugar alguien desconocido se acerca.
Mira mis libros mientras quién sabe qué recuerdos sacuden su mente.
Alguien, procedente de algún lugar desconocido, sube una escalera y llena mi estancia de luz con su sonrisa ancha, con sus ojos limpios y con esa clara voz que sólo emana de los seres más profundos.
Y me habla, y me cuenta sobre una Alicia, más antigua que la mía, que un padre al que adoraba le regaló en su octavo cumpleaños.
Alguien, hasta entonces desconocido para mí, se acerca a mi corazón sin preludio ni rodeos, recordándome la dimensión exacta del ser humano, su esencia más profunda, y con sólo unas palabras, me dice mucho más que muchos otros en un año.
Y regresa días más tarde, con su libro y su sonrisa para tender un puente de plata entre su alma y la mía, mientras me ofrece sus recuerdos y su tesoro, con la misma emoción que yo los acojo en mi corazón y lo tomo entre mis manos.
Alguien...
En medio de una calle, se acerca hasta mí. Y me habla del pasado, de recuerdos comunes, de otros tiempos de sombrero y gabardina, de fiestas de noche y luna, de árboles de papel y cuentos susurrados.
Y me llena de ternura y de nostalgia, de aquellos instantes felices en los que la pasión era el único motor de cada día.
Alguien, de algún lugar desconocido, se ha vuelto a acercar a mí por mis Alicias, regalándome su tiempo y su mirada y esa voz, tan clara, que sólo poseen los seres únicos.
Alguien...
Deja su voz , esa voz que sólo tienen los seres más intensos, escritas en un papel y un rosal en una bolsa.
Ha mirado mis Alicias y ha vuelto después, cargada con rosas y palabras, para agradecerme, haber compartido lo que amo con ella y tanta gente.
Y me trae la imagen de una estancia a punto de ser abandonada, en la que sólo quedó una rosa en una botella de cristal.
Alguien...
Se acerca con sus cariño y sus alumnos a recorrer mi mundo imaginario.
No la veo ni la oigo, pero puedo imaginar su voz, esa voz que sólo poseen los seres más generosos, mientras cuenta una historia, casi mía, a unos jóvenes que nunca he conocido.
Y me regala, envueltas bellamente, las huellas de sus pasos, sus miradas interiores, sus asombros, que yo hago míos, de nuevo, añadiendo un nudo más al corazón.
Digo "Alicia" y escucho el eco de otras voces que se acercan desde lejos, para descender conmigo a un mundo subterráneo en el que los sentimientos crecen tan sólo con morder una galleta.
Alguien...
Ellas bien lo saben.
Etiquetas: alicia pais maravillas, amigas, diario, Je veux, Zaz
2 Comments:
¡Qué bonito! el tener una colección tan hermosa que puede depararte tantas y tantas buenas sensaciones. Un abrazo. Hipérbolas.
Gracias! Otro abrazo para ti
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