Los imprescindibles
Me gustan los artistas comprometidos con la vida. Los que no se callan ante las injusticias, los que defienden lo más humano de los seres humanos. Me gustan los poetas que no se pierden en palabras vacías y dicen verdades como puños, sean de amor o de lucha. Me gusta la gente que se levanta contra el verdugo, los que no se venden por un plato de lentejas, los que gritan con la fuerza de la razón delante de la sinrazón sin fuerza.
Me gustan los que luchan por la coherencia de un mundo más justo, los que no se achican frente a un poder que no vale nada, los que conocen el verdadero valor de lo pequeño, los que suman y no restan, los que apoyan a los maltratados, a los débiles, los que sacan a la luz -a fuerza de esfuerzo y tiempo- a los injustamente olvidados.
Me gustan las personas que se dejan la piel por hacer y exigir un mundo mejor, los que arañan la tierra con sus uñas para desenterrar lo que otros prefieren enterrado.
Esa gente, de verdad, imprescindible.
2 Comments:
Tienes razón en todo lo que dices, pero en el mundo en que vivimos los actos de caridad funcionan únicamente cara a la galería en lo que todo es teatgrillo, esbozo de sonrisa y arquitectura de vanidad. Creo que el verdadero peligro del hombre está en su mismo interior. La soberbia y la falta de sentimientos a que puede llevarnos el egoísmo ante el sufrimiento humano, conduce irremediablemente al endiosamiento y al desprecio por la idea de lo inmateria o lo trascedente. Quizá por ello, Pio Baroja dijo: El hombre un milímetro pro encima del mono cuando no, un centímetro por debajo del cerdo. Antonio Colinas debía sentir escalofrios cuando escribió: Hay demasiado frío esta tarde en el mundo. Pero abro la puerta a mí perro y con él entra en casa el calor, entra la humanidad. De todo modos hay que confiar en que la vida nos enseñe que la ética, es el único patrimonio que el hombre puede llevarse a la tumba. Enhorabuena y un abrazo.
Bueno, yo no denominaría a la solidaridad, a la empatía con el sufrimiento de los otros, a la generosidad... actos de caridad. La caridad no me gusta, me parece que la practican los que se sienten superiores a otros o los que esperan algún tipo de recompensa divina, pero sí estoy de acuerdo contigo en lo de la ética y no sólo para irnos con dignidad a la tumba, sino como un ejercicio cotidiano que nos permita mirarnos en el espejo sin avergonzarnos de quienes somos...
Gracias por tu comentario y otro abrazo para ti.
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