26 julio, 2015

Al margen



Miro a mi madre leyendo el periódico del día y recomendándonos éste o aquel artículo. La veo recortar, para guardar en su carpetita "la de recortes y recuerdos", una noticia que le ha gustado o una foto que quiere conservar de alguien que conoce. La veo escuchando la radio y lamentándose de haberse perdido tal o cual programa - no te preocupes mamá, podrás escuchar los podtcast, mañana te los pongo- -¿cómo?- 

Encontrarme con una amiga que viene de una agencia de viajes de buscar sitios para vacaciones, con intermediarios, sin páginas web, sin alquiler online, sentada en una mesa, ojeando folletos llenos de preciosas fotografías en papel couché... 

Coincidir en la librería con un amigo que hace acopio de libros para las vacaciones, sin e-reader, sin descargas piratas, sin compras express en Amazon. Tomándose su tiempo, dejándose aconsejar por los libreros, deteniéndose en cada cubierta, en el resumen de la solapa, recreándose en la faja editorial. Sopesando el equilibrio o la complementariedad entre las distintas lecturas... 

Ver a dos amigas comprando la última temporada de su serie favorita -"para completar la colección"-en DVD, sin seriesly.com, sin seriesyokies.com, sin download, sin Adblock, sin publicidad porno añadida a sus búsquedas... 

Descubrir a mi compañera de trabajo buscando en la biblioteca una "guía completa" de Edimburgo, para localizar los mejores lugares y que le sirva de acompañamiento en su viaje, mientras charla animadamente con otros que ya visitaron la ciudad y apunta en una libretita sus recomendaciones personales, sin Google, sin Rumbo, sin Atrápalo... 

Subir a un coche sin GPS, perdernos en una ciudad y preguntar a un transeúnte por una calle, un museo, un restaurante. Que el transeúnte además nos aconseje una preciosa terraza nocturna en la que tomar los mejores gin tonics de la ciudad. Sin Google Maps, sin Realidad aumentada, sin coordenadas de posición ni navegadores... 

Quedar con unos amigos para cenar que no tienen Facebook, ni Twitter, ni WhatsApp, llamándolos por teléfono a un fijo -el de toda la vida desde que les conozco- y pasar una larga noche de risas sin emoticonos; de charla sin limitación de caracteres; de afectos sin dibujos de corazones añadidos...

No puedo evitarlo y desconozco el motivo, pero admiro y me llenan de ternura aquellos que están lejos del mundo virtual, de la lectura en pantallas, de las gestiones virtuales, de las amistades en línea, de los mensajes express... Aquellos que viven al margen de las nuevas tecnologías, que se toman su tiempo para hacer las cosas, que siguen encontrando, en el contacto humano, la verdadera forma de comunicarse. 

Yo ya estoy echada a perder.

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05 noviembre, 2013

Fechas en el calendario


Hay fechas en el calendario, que están marcadas en rojo para cada uno de nosotros. Fechas que nunca olvidamos, que siempre nos reclaman, que nos recuerdan quiénes somos y de dónde venimos, también, adónde vamos...
Cada 5 de noviembre cumplo años. Y esta fecha es para mí una fecha amiga, divertida, sorprendente, una fecha que se llena de afectos, de palabras, de abrazos.
Cada año distinto, cada año parecido. Felicitaciones, buenos deseos, mi tarta favorita, mi música más querida, los regalos y los abrazos de la gente que quiero y me quieren.
Algunos años son más tristes que otros, con pérdidas definitivas o temporales de seres queridos. Pero los que están, siguen estando, y la tarta favorita, y la música y el regalo maravilloso de la vida.

Yo lo noto: cómo me voy volviendo
menos cierto, confuso,
disolviéndome en aire
cotidiano, burdo
jirón de mí, deshilachado
y roto por los puños.
Yo comprendo: he vivido
un año más, y eso es muy duro.
¡Mover el corazón todos los días
casi cien veces por minuto!
Para vivir un año es necesario
morirse muchas veces mucho.
Ángel González



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13 mayo, 2013

Desamor

Fotografía: Courti Benoit

Lo he intentado. De verdad que lo he intentado.

He ensayado la sonrisa, la palabra, el gesto.
Me he levantado una y otra vez.
He olvidado, escondido, disimulado,
he remontado el vuelo a pesar de las alas heridas.
He cerrado los ojos, he respirado hondo
para volverlos a abrir, dibujando otra mirada.

Te he reinventado cada día,
adornado,
disculpado,
perdonado,
transformado.

He pasado página,
arrancado hojas,
borrado párrafos enteros,
he puesto comas, puntos suspensivos, dos puntos
y algún punto y aparte.

Me he apartado, alejado,
me he vuelto invisible.
He llorado y suplicado,
recurrido a chantajes y amenazas,
a la ternura y al abrazo,
a las palabras de amor, al recuerdo y la nostalgia.

Pero ha llegado el momento,
de darme por vencida,
de quedarme al borde del camino,
y sacar bandera blanca,
de abandonar el campo de batalla,
olvidar cualquier clase de estrategia,
deponer las armas,
y batirme en retirada.

Nada me sirve ya para esta lucha,
en la que cualquier cosa que emprendo
está condenada de antemano.







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11 julio, 2012

Siete años, siete.



Ahora, el tiempo parece ir mucho más rápido.
Entro en el blog y veo que la última entrada fue del 28 de junio. Casi 14 días y ni me había acordado de entrar o de escribir algo.
El tiempo va haciendo su trabajo y yo llevo manteniendo este cuaderno de bitácora, desde hace siete años.
Demasiado tiempo, sí. Recomendando lecturas, músicas, películas, escribiendo sensaciones, describiendo paisajes...
Excepto en algunas ocasiones, nunca he sabido a quién llegaban estas recomendaciones, si es que llegaban a alguien más. Ha sido un placer solitario, como la lectura, como los paseos que tanto me gustan, como la música, que casi siempre escucho a solas, como disfrutar del silencio de la noche cuando todos duermen. Esos placeres íntimos en un lugar tan público como es este, sí.

Han pasado siete veranos, siete otoños, e inviernos y primaveras. 
He dicho adiós a algunos seres queridos que aparecieron por aquí en algún momento.
He conocido a gente de la que he hablado entre líneas o explicitamente.
He renunciado a algunas cosas en estos años, a algunas creencias, a algunas ideas.
He adquirido cosas nuevas que me ayudan a sobrellevar algunos días.
No soy más sabia, sí más vieja, quizá un poco más triste -las renuncias y las pérdidas van apagando algunas luces- 

No voy a releer el primer post que puse aquí, hace justo en este mes, siete años. La nostalgia sigue haciéndome daño.
Y voy a parar un tiempo.
Para comprobar si sigo necesitando escribir lo que escribo, si quiero escribir algo distinto, algo nuevo, o si ya no quiero ni necesito seguir escribiendo.
Quiero agradeceros los comentarios, los ánimos, las palabras que me habéis regalado en todo este tiempo y algunos sentimientos que surgieron desde aquí, las amistades que nacieron desde aquí y vuestra paciente y, en algunos casos, fiel lectura casi diaria.
Ha sido, para mí, un bonito viaje. Cuando eche de menos volver a embarcarme, volveré.
Aquí, o en otro lugar, espero que volvamos a encontrarnos. 


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13 abril, 2012

Les feuilles mortes



La cantaron:  Dalida, Juliette Gréco, Patricia Kaas, Yves Montand o Édith Piaf. También se hicieron muchísimas versiones en otros idiomas, interpretadas por cantantes tan distintos como: Eva Cassidy, Plácido Domingo, Stanley Jordan, Nat King Cole, Ute Lemper, Frank Sinatra, Barbra Streisand entre otros. 
Es un clásico en el repertorio de los músicos de jazz, con el título de Autumn leaves (hojas de otoño). entre otros muchos fue interpretada por Chet Baker, Miles Davis, Duke Ellington y Stéphane Grappelli.
Jaime Gil de Biedma cita la canción en su poema Recuerdo y elegía de una canción francesa.
La letra la escribió Jacques Prévert y la música la compuso Joseph Kosma.


Les feuilles mortes
Oh! je voudrais tant que tu te souviennes
Des jours heureux où nous étions amis.
En ce temps-là la vie était plus belle,
Et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle.
Tu vois, je n'ai pas oublié...
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
Les souvenirs et les regrets aussi
Et le vent du nord les emporte
Dans la nuit froide de l'oubli.
Tu vois, je n'ai pas oublié
La chanson que tu me chantais.
C'est une chanson qui nous ressemble.
Toi, tu m'aimais et je t'aimais
Et nous vivions tous deux ensemble,
Toi qui m'aimais, moi qui t'aimais.
Mais la vie sépare ceux qui s'aiment,
Tout doucement, sans faire de bruit
Et la mer efface sur le sable
Les pas des amants désunis.
Les feuilles mortes se ramassent à la pelle,
les souvenirs et les regrets aussi
mais mon amour silencieux et fidèle
sourit toujours et remercie la vie.
je t'aimais tant, tu étais si jolie.
comment veux-tu que je t'oublie ?
en ce temps-là, la vie était plus belle
et le soleil plus brûlant qu'aujourd'hui.
tu étais ma plus douce amie
mais je n'ai que faire des regrets
et la chanson que tu chantais,
toujours, toujours je l'entendrai !



Las hojas muertas

Oh, me gustaría tanto que recordaras
Los días felices cuando éramos amigos...
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy.
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo...
¿Ves? No lo he olvidado...
Las hojas muertas se recogen con un rastrillo
Los recuerdos y las penas, también.
Y el viento del norte se las lleva
En la noche fría del olvido
¿Ves? No he olvidado 
la canción que tú me cantabas.

Es una canción que nos acerca
Tú me amabas y yo te amaba
Vivíamos juntos
Tú, que me amabas, y yo, que te amaba...
Pero la vida separa a aquellos que se aman
Silenciosamente sin hacer ruido
Y el mar borra sobre la arena
El paso de los amantes que se separan.

Las hojas muertas se recogen con un rastrillo.
Los recuerdos y las penas, también.
Pero mi amor, silencioso y fiel
Siempre sonríe y le agradece a la vida.
Yo te amaba, y eras tan linda...
Cómo crees que podría olvidarte?
En aquel tiempo la vida era más hermosa
Y el sol brillaba más que hoy
Eras mi más dulce amiga,
Mas no tengo sino recuerdos
Y  la canción que tú me cantabas,
¡Siempre, siempre la recordaré!

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27 enero, 2012

I Remember You


KATARZYNA DEMBROWSKA


"No basta tener recuerdos, hay que dejar que se vayan, que se olviden cuando son muchos ya, y tener la gran paciencia de esperar a que vuelvan porque sólo así, cuando se han convertido en sangre, en mirada y en gesto, acaso surja de ellos la primera palabra de un verso".


EN: Los cuadernos de Malte Laurids Brigge, la única novela de Rainer Maria Rilke, escrita por el autor durante su estancia en París y publicada en 1910. En ella Rilke evoca la figura del escritor noruego Sigbjörn Obstfelder, prematuramente fallecido. Por las agudezas introspectivas y por la visión del mundo circundante, este libro está considerado como una biografía simbólica.


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23 noviembre, 2010

Unhappy


¿Quién te hizo creer que debes ser feliz?


Fotografía: Nicholas Nixon

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20 octubre, 2010

Por casualidad

Anochecer en las costas del Garraf

Cara al cristal en donde acaba el tren,
volvíamos de Sitges viendo huir,
acantilados, túneles colgados sobre el mar.
Pero fue oscureciendo, el ventanal
nos reflejó a los dos solos en el vagón.
La vida ha huido, como aquel crepúsculo
-un entrar y salir de tantos túneles-,
peligrosa y a gran velocidad.
La luna sobre el mar nunca ha cesado
de perseguir las noches
en el cristal oscuro, el último del tren,
donde seguiremos esta costa abrupta,
solitario Garraf de mar y túneles
al cual llamamos todavía amor.

Joan Margarit

Escuchando: "Old Devil Moon" de Chet Baker

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27 julio, 2010

Poquito a poco




Luna sobre Vigo

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