29 abril, 2014

Años, espejismos y certezas

Fotografía: Anna Dovgal
Lo bueno de hacerse mayor es que una va teniendo algunas cosas claras: el país en el que me gustaría vivir, la persona a la que amo, aquellas a las que quiero, y las pequeñas cosas que me hacen feliz.
Sin embargo todavía no tengo claro si esto es bueno o malo. Es decir, si tener este tipo de certezas no anula la posibilidad de descubrir otros paisajes, otras personas y otras cosas. Si descubrir estas seguridades no te hace perder la emoción de la incertidumbre, descartan el azar, las búsquedas o las sorpresas y te impiden la libertad de la elección.

Me ha dado hoy por filosofar sobre esto y darle vueltas, mientras mi mirada choca contra los edificios que hay frente a mi ventana y que sustituyen mi mirada larga sobre el horizonte del mar que he abandonado hace poco.

Cada vez más cuesta despedirse del lugar en el que has sido feliz, ese lugar de sosiego en el que tu alma y tu cuerpo parecen reconciliarse con el mundo y contigo misma, que al fin y al cabo es donde se encierran todos los mundos posibles.

Cada vez más cuesta dejar atrás los lugares en los que todos tus anhelos parecen cumplirse y el desasosiego diario, la monotonía, los estrictos horarios, las palabras conocidas, los rostros idénticos, se desdibujan hasta casi desaparecer.

Pero sé también de la existencia de los espejismos, de los deslumbramientos momentáneos, de los fuegos fatuos y de las realidades maquilladas.
Así que, volviendo al principio, lo bueno de hacerse mayor es que una sigue sin tener casi nada claro excepto, quizás, la persona que se ama, el país en el que se quiere vivir y algunas cosas que te hacen feliz.






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07 abril, 2014

Abril


Si hubiera tenido una hija se hubiera llamado Abril.
Pero tuve dos hijos y no me parecía nombre adecuado para ellos.
Abril es femenino aunque siempre vaya con adjetivos masculinos. Todos los meses son feos o bonitos, fríos o templados, amables o inhóspitos. De ninguno puedes decir que es cálida o bella, helada o luminosa.
No hay meses femeninos, no, ni personas, que yo sepa, que se llamen -pongamos por ejemplo- Noviembre o Septiembre. Pero a mí, Abril, me suena femenino.

Luego apareció mi perrita y, entre los nombres que barajé para llamarla, olvidé el de Abril y la llamé Jara, que no sé por que extraña razón se me parece a Abril. Quizás porque es el mes de las flores y mi flor favorita es la Jara de mi tierra.
Más tarde supe que la jara es el nombre común del género botánico Cistus, que es un nombre que no me gusta y que no me parece ni femenino ni masculino sino neutro.
Bueno también es el nombre común de la planta Halimium atriplicifolium, que ya se parece más a Abril (Atripl...) (Aquí se me ha puesto una sonrisa un poco tramposa)

Luego me di cuenta que siempre que busco una canción para viajar, aparecen en mis archivos los temas: "April in Paris" de Ray Conniff, de Count Basie o de André Previn, Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong; "April come She Will" de Simon and Garfunkel; "April fool" de Patti Smith; el precioso fado "Abril en Portugal" de Jorge Fontes o Amália Rodrigues. También, nunca me olvido, de llevarme el "Aguas de abril" de mis paisanos Luis Pastor y Bebe.

El mes de Abril tiene mucha historia. Veamos qué dice la Wikipedia que todo lo sabe:
Abril es el cuarto mes del año juliano y gregoriano y es uno de los cuatro meses que tienen 30 días. Abril era el segundo mes del año en el antiguo calendario romano antes que el rey Numa Pompilio añadiera a enero y febrero alrededor del 700 a. C. Los antiguos romanos le llamaban Aprilis en latín.
No se conoce exactamente el origen de la palabra abril. Se ha querido relacionar con el verbo aperire ('abrir'), por la supuesta forma aperilis, asociándolo a que en este mes la primavera abre la tierra, las flores, etc. Ovidio se une a esta idea; pero no hay fundamento etimológico que lo sustente.
También se ha propuesto como origen el griego aphrós ('espuma') a través de la forma aphrilis. Este nombre guarda un parecido con Aphrodíte, palabra griega que lleva dentro la palabra espuma y significa Afrodita, el nombre griego de una diosa mitológica, que los romanos llamaban Venus.
De acuerdo con una tradición, la piedra de abril es el diamante, y su flor, la margarita.
Abril se inicia el mismo día de la semana que julio todos los años, y que enero en los años bisiestos. Abril termina el mismo día de la semana que diciembre cada año.
Habrá que estar atentos al día de la semana cuando lleguemos a Julio.

Ahora pienso que no recuerdo ninguna película que lleve Abril en su título y sí muchos refranes y algún poema, como aquel de Antonio Machado que mi madre nos recitaba muchas noches cuando éramos pequeñas y vivíamos en aquel paisaje de encinas y sierras azuladas:

Abril florecía 

frente a mi ventana. 
Entre los jazmines 
y las rosas blancas 
de un balcón florido, 
vi las dos hermanas. 
La menor cosía, 
la mayor hilaba ... 


De repente me doy cuenta de que Abril me trae muchos recuerdos de infancia y adolescencia, que no es sólo un nombre que me guste, que es un mes que está lleno de luz y de sombras, de recuerdos y de proyectos.

¡Ah!, me olvidaba. Un 25 de Abril, en nuestro país vecino y hermano, tuvo lugar el inicio de una de las revoluciones populares más bonitas, intensas y pacíficas que ha habido. Y en estos momentos en los que cada día una quiere iniciar una revolución contra tantas cosas, el mes de Abril me recuerda que las revoluciones sí son posibles.

Así que, a la hora de decidir un tema musical, de todos los que de Abril tengo, creo que el tema con el que Zeca Afonso cantó la Revolución portuguesa, es el más adecuado para cerrar este post.

¡Feliz Abril!

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