La persona que fuimos
Lolita Bosch
Ed. Mondadori, 2006
Un día fuimos uno solo.
Compartíamos el cuerpo, el alma, el corazón y los deseos.
Éramos capaces de creer que todo era posible. Que éramos eternos, intocables.
Nos creíamos únicos e irrepetibles.
La luna nos pertenecía. También los paisajes que tocábamos con dedos como varitas mágicas de cuentos de hadas.
Un día fuimos una sola persona. Sentíamos el calor y el frío a la vez y el dolor y la nostalgia.
El mundo, sin el otro no tenía sentido. Nada tenía sentido si el otro no lo llenaba con su presencia.
Y un día, de repente o poco a poco, quién podría asegurarlo, el corazón de fue dividiendo y arrastró con él al alma y más tarde, mucho más tarde, a un cuerpo que se resistía a quedarse solo.
Y de nuevos fuimos dos.
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