De nuevo septiembre
Y la vuelta al "cole", y los anuncios de coleccionables en las televisiones, y las colas en las librerías para comprar los libros de textos, y el color del cielo que, de repente, ha virado a gris, y las primeras hojas de los árboles sobre las aceras, y los planes para el año -para muchos el nuevo año comienza en septiembre- sin propósitos -eso lo dejo para enero-
De nuevo septiembre, cerrando las persianas del verano, precipitándose con prisas sobre los recuerdos -frescos aún- de viajes y paisajes recién vividos.
Metiendo prisa, acercando el otoño, implacable y poco compasivo, de nuevo Septiembre.
Atrás quedaron los baños al amanecer en el Atlántico, los paseos vespertinos por las pequeñas calas gallegas, el sosiego de pueblos y paisajes, los sabores inolvidables de buenos platos y buenos vinos a la puesta del sol.
Atrás también el baño nocturno en el Mediterráneo, los paseos por el barrio gótico de Barcelona, la mañana luminosa en ese gran jardín que es el Parque Guell, la Sagrada Familia majestuosa e interminable.
Y el pequeño tren blanco de Montpellier con sus banderas, y el Hotel Le France de Chambery y los croisants recién hechos del desayuno en la pequeña placita junto al Teatro y la nostalgia -insatisfecha- de regresar a Grenoble mientras la veía desparecer entre la bruma.
También quedarón atrás los canales de Annency y el restaurante de estilo indescriptible y elegante lentitud francesa.
Y las calles de Zürich y el lago rebosante de jóvenes y bullicio, y el restaurante Madrid inalterable a pesar de los años, y el Splendid del Niederdorf, el único barrio que nunca duerme de la capital suiza.
Lejos ya el rojo de Basilea, el azul de las montañas verdes del Rigi, el tren de cremallera subiendo despacio hacia las nubes, los puentes coloreados de Lucerna, la Alsacia francesa pintoresca y floreada, las ruidosas cataratas de Schaffhausen y la oscura e inquietante Clermont Ferrand, con su arquitectura volcánica y sus callejuelas de película de suspense.
Y aquel baño en el Cantábrico de San Sebastián que sirvió de despedida y cierre para este verano de aventuras marinas y terrestres.
Saco de la maleta los libros que llevé y leí en los momentos de sosiego. Saco también aquellos que permanecieron sin abrir por los momentos de ocupación y desasosiego. Y los leídos a medias entre unos momentos y otros.
Y me preparo para el otoño, como se preparan la tierra, y los árboles, recogiendo los frutos, envasándolos en tarros de cristal, preparando la despensa...
Etiquetas: diario, lecturas, rod stewart, September in the Rain, viajes
10 Comments:
Me alegra reencontrarte en esta vuelta a la cotidianeidad, tras ese verano tan rico y movido que parece que has tenido. Bienvenida a la vida y las letras de cada día. Un besote.
Hola Búcaro! Gracias por tu comentario y tu bienvenida, amigo.
Espero que hayas tenido tú, también, un buen verano.
Un abrazo
Un verano envidiable de paisajes diferentes y lecturas. Tendrás mucho que contarnos en nuestros encuentros del Club. Un beso y hasta pronto!
Sí, ha sido un verano lleno de "miradas", como a mí me gusta :-)
Transformar esas miradas en muchas palabras me va a costar más. Cada día me cuesta más hablar sobre lo que ya ha pasado, por eso escribo -escuetamente y aquí-sobre ello. Para no olvidarme.
Besos Cristina y ganas de verte
Esto es un verano y lo demás... literatura. Bienvenida. Abrazos, Á.
Ha sido un buen verano, sí. Para coger fuerzas para el largo invierno de estas tierras, Álvaro. Gracias y un fuerte abrazo
¿Alerta? ¿Observando? tras las lamas de tu ventana.
Un abrazo. Ignacio.
Jajajajaja. Observando sí. Un abrazo Ignacio
Me encantan las fotos del viaje. ¿Son tuyas? Ya veo que lo has pasado muy bien. ¡Con lo que te gusta Francia! He ido haciendo un recorrido de tu viaje con las postales que me enviaste desde las diferentes paradas. Ya te lo enseñaré.
Te abrazo, fuerte
J.
Sí, J. Son mías pero en realidad era fácil que salieran bien. El paisaje era muy fotogénico.
Te hubiera encantado el viaje.
¿Cuándo nos vemos?
Yo también te abrazo
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