14 mayo, 2012


La semana pasada fui a ver la última película del director francés Robert Guédiguian ("Marius y Jeanette", "La villa está tranquila", "Marie Jo y sus dos amores"...)
El título me traía aires nostálgicos de aquella película de 1953 dirigida por Henry King y 
protagonizada por Gregory Peck y Ava Gardner: Las nieves del Kilimanjaro.
Pero la película de Guédiguian, no tiene nada que ver con la de King. El director francés vuelve a hacer gala de su compromiso con la moral contemporánea, realizando una película intuitiva, personal, inteligente y coherente.

Guédiguian se inspira en un breve poema de Victor Hugo -La gente pobre- para dar una vuelta de tuerca a su tradicional realismo social y plasmar una serena autocrí­tica a su definido discurso político. No es que el cineasta haya dejado atrás su militan­cia y su cercanía a los postulados del socialismo. Están todos... pero de otra forma. La cinta refleja la simpatía del realizador con la actitud de los sindicatos, la defensa de los trabajadores y la lucha contra las injusticias. Sin embargo, como hace reconocer a los personajes, “todo esto no basta”.

Y en este sentido, la película respira y vue­la mucho más alto que el cine social de Ken Loach, Tavernier y el propio Gué­di­guian. El director traspasa la barrera de la denuncia para dibujar una conmovedora gale­ría de tipos humanos y convertirse -como el poe­ma de Victor Hugo- en un canto a la solidaridad. 

Desde un postulado mucho más humanista que político, la película habla del amor, de la necesidad de perdonar, de la importan­cia de ponerse en el papel del otro y con­tiene un revolucionario mensaje: ante la crisis económica más que soluciones polí­ticas necesitamos respuestas humanas, y más que en los gobiernos la llave está en las personas.

Salí del cine, salimos, con la impresión de que ya no volveríamos a ser los mismos que habíamos entrado una hora antes.
Con la impresión de haber visto una película honesta, bien dirigida, excelentemente interpretada. Una película que nos ha conmovido en lo más hondo, llena de sensibilidad, de pequeños detalles, y de gestos más allá de las palabras y en la que los silencios están llenos de los gritos de todos.


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2 Comments:

At 10:35 a. m., Blogger lavelablanca said...

Me entran ganas de ir al cine. Tal vez lo haga. Se me pasa el año y no piso una de esas salas. Nunca se me ocurre que existen o nunca dispongo de tiempo.

Un abrazo, Isabel.

 
At 5:07 p. m., Blogger Can da lúa said...

Demasiado buenísimo en unos personajes en ocasiones poco creíbles inscritos en un relato muy bien construido.

 

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