09 septiembre, 2011

Nuestro lenguaje

Hablamos de lo que nos pasa. Hablamos de lo que somos.
Da igual la forma en la que lo hagamos: con nuestras palabras, con las de otros, con poemas o citas, con los libros que recomendamos y las películas que elegimos.
Hablamos de lo que le sucede a nuestra alma.
Con la música que escuchamos, las ilustraciones que escogemos, los paisajes que viajamos.
Nada se escoge porque sí, nada se deja al azar, nada es gratuito o superficial. Siempre hablamos de lo que nos sucede, de lo que somos.

A veces lo hacemos con claridad y directamente. A veces, la mayoría, el pudor nos hace escondernos tras las cortinas de lo ajeno. Pero siempre somos nosotros, siempre nuestro lenguaje, nuestra forma de comunicarnos, de pedir auxilio, de establecer complicidades, de tender puentes o destruirlos/destruirnos.

Pero a veces la pena se presenta de sopetón, sin causa aparente y lo llena todo y entonces eres incapaz de encontrar, entre tanta pena, ninguna palabra que merezca la pena, ninguna cita, ningún poema, ninguna canción, ninguna imagen.
La pena es así. Ocupa mucho espacio. Paraliza el cuerpo y el lenguaje.
Sólo hay que esperar que pase -siempre acaba pasando- y entonces empiezan a brotar de nuevo las palabras que nos permiten volver a hablar de lo que nos pasa, de lo que somos.

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3 Comments:

At 8:20 a. m., Blogger Sir John More said...

Tocar fondo y encontrar un lugar donde impulsarse hacia el aire de la superficie... Sí, muy cierto lo que dices...

 
At 11:46 a. m., Blogger Isabel said...

Gracias Sir John.
Ahora... a coger impulso

 
At 10:27 p. m., Blogger lavelablanca said...

El verano abrasador, arrasador. Se acerca octubre para poder descansar.

Un abrazo, Isabel.

 

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