Todo...nada
Sé que no es tiempo de tristezas.
Los días son largos y cálidos. La luz, más intensa que nunca. Las noches se llenan de promesas y olores. Hay luna creciente.
Escucho la potente voz de Teresa Salgueiro acompañada por, entre otros, Aldo Brizzi, Angelo Branduardi, Caetano Veloso, Carlos Núñez, María Joao...
No. No es tiempo de tristezas.
Aunque estos fados me tienten a dejarme llevar por la saudade.
Una mujer de ojos claros y pintura dorada en sus manos, me envía un poema.
Es de José Hierro:
VIDA
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
Tantos años, tantas cosas...
leo el poema...y todo en mi se vuelve nada.
Pero, no es tiempo de tristezas.
Recuerdo un pequeño poema de Claribel Alegría:
No puede conmigo
la tristeza
la arrastro hacia la vida
y se evapora.
Quizás todo esté bien así...
Etiquetas: direcciones de blogs, literatura
4 Comments:
Nada y todo
a Pepe Hierro
En el principio tal vez fue la nada:
un hombre, una mujer, la vida, todo,
el árbol de la muerte y, sobre todo,
las huellas de regreso, el tiempo, nada.
Tal vez en el final sea la nada
-incógnita y excusa para todo-,
la que venza al amor después de todo
e imponga su memoria blanca. De nada
sirve que el olvido administre todo
lo que el hombre sueña en vano. De nada
el corazón, la suerte y, pese a todo,
la carne amarillenta de la nada.
De Dios no quiero nada, de ti todo.
Aquí tienes mi piel. Gracias. De nada.
Raúl Vacas
Salamanca, mayo-noviembre de 2004
TODO Y NADA
Sonetos en homenaje a José Hierro
Aula de Poesía José Hierro (Cuadernos del Episcopio)
Instituto Municipal de la Música y la Cultura
Ayuntamiento de Ávila
A veces, estoy sentada en un banco, en un parque, viendo la gente paseando, los niños jugando, el sol brilla y tengo un buen libro en la mano. Todo es perfecto, no hay nada que no encaje y, sin embargo, siento que me falta algo, que estoy triste, que no debería estarlo. Y aguanto las lágrimas, a veces se escapa alguna. Y no debería estar triste, porque no es tiempo de tristuras, pero es así como debe ser, para que pueda apreciar la felicidad, para poder sonreír después con más ganas, con más paz. Sí, tienes razón, quizás todo esté bien así.
Triste, muy triste, pero precioso.
Saludos
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