10 junio, 2011

De placeres y vicios


Ahora, que por enésima vez en mi vida, intento abandonar -de una vez por todas- uno de mis placeres, cae en mis manos -juro que por azar- un librito de Italo Svevo, que lleva por título: Del placer y del vicio de fumar (Gadir).
Svevo fue fumador tenaz y dedicó muchas de sus páginas al tabaco. Intentó abandonar, muchas veces, ese vicio y ese placer y al fin murió, atropellado en un paso de cebra, a los 67 años. 
Nunca renunció al placer de fumar, no, pero tampoco al placer sutil y desesperado de dejar de fumar.

"Si no fumo en tres meses, ¿me darás un beso? -preguntó Svevo a su prometida Livia Veneziani. Livia dijo que sí, y a los tres meses Svevo fue a verla para que le diera el beso. Livia se lo dio pero Svevo había seguido fumando. "Un beso dado no es nunca un beso perdido" escribió.
Los médicos le aconsejaban que lo dejase, claro, pero él dijo que sólo lo dejaría por Livia "en el fondo, mi vida es una parte (pequeña) de nuestro amor y yo la cuido no por egoísmo, sino por amor". Tampoco lo dejó por ella. 
Svevo sentía una gran indiferencia por la vida, que era la esencia de su vida intelectual y esta indiferencia justificaba de sobra sus deseos de fumar. Pero también estaba muy enamorado de Livia y su amor por ella le llevaban, una y otra vez a replantearse su vicio, a hacer promesas definitivas, a dejar el cigarrillo una y otra vez. Sin embargo, cualquier gesto que no le gustara de ella, le hacían encontrar la excusa perfecta para volver a cogerlo.
Extractos de diarios de Svevo y fragmentos de sus obras, en los que el autor refleja su pasión y su lucha con lo que fue uno de sus grandes vicios y sus grandes placeres.

 

Etiquetas: , , ,