26 diciembre, 2009

A.

Veo a mi amigo A. de higos a brevas.
Nuestra amistad dura ya 20 años y se ha ido consolidando y haciendo más fuerte con los avatares de la vida.
Juntos hemos vivido momentos creativos, momentos divertidos, momentos amargos y muchos de confidencialidad y camaradería.
Siempre ha sacado lo mejor de mí y me ha permitido ser yo misma sin exigirme nada, sin obligarme a nada.
Siempre me ha dado lo mejor de él, sin pedirme nada a cambio, sin esperar nada.

Hoy he estado con él y, como siempre ocurre con la verdadera amistad, parece que no ha pasado el tiempo. Han sido unas horas intensas, llenas de palabras y sentimientos, de proyectos y recuerdos. Horas que se me han pasado en un soplo y en las que, incluso hemos tenido tiempo de visitar una librería juntos, intercambiando regalos en el mostrador.
Yo le he regalado "Las pequeñas virtudes" de Natalia Ginzburg, uno de los libros que más me gusta regalar a la gente que quiero.
Él me ha regalado una preciosa edición de La Fábrica editorial: "Nuevas Greguerías" de R Gómez de la Serna y Chema Madoz que ya estoy deseando saborear.

Muchas veces siento que esté lejos. Que no podamos compartir paseos, una tarde de cine, un café de invierno o unas risas de mus. No poder verle con la frecuencia que me gustaría y tener que limitarme a escuchar su voz en la distancia.
Pero quizás por eso, cuando nos vemos, el tiempo es tan nuestro, tan lleno, tan único, tan cómplice, y siempre nos quedamos con ganas de más, como si quisiéramos robarle al tiempo lo que él nos roba tan a menudo.
Por esto, y por muchas otras cosas, me dice que pertenecemos a la banda de los 40 ladrones de Alí Babá. Y yo siento que me gusta compartir con él esa aventura.

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1 Comments:

At 11:26 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿YO TAMBIEN QUIERO PERTENECER A ESA BANDA?

 

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