M.L.
Un poco de luz en este post.
Luz de día,
luz de luna,
luz de candileja y de chimenea,
luz de ambiente y luz de gas...
Hoy escribo sobre ella. Sobre M.L.
Tiene el pelo blanco y los ojos llenos de chispas, como las brasas de un brasero. Ceniza y fuego.
Tiene una pícara sonrisa llena de dulzura y una forma de hablar a juego con su sonrisa.
Apenas nos cuenta cosas de sí misma, como si tuviera una inmensa despensa en su corazón en la que va guardando sus secretos, que a veces se desvelan en una conversación fortuita o en una casualidad casual.
Y ¡ay de nosotros cuando lo hace!, porque entonces descubres que la luz no sólo está en sus ojos o en su pelo sino que inunda su alma y su corazón y se desborda, de repente, por todos los poros de su piel.
Pero es tan delicada que evita producirnos sobresaltos, tan reposada que evita contagiarnos de tristeza, tan respetuosa con los demás que evita arrastrarnos en sus caídas, como si se sintiera en la obligación de protegernos de los desastres y los baches que la vida va poniendo en su camino.
Cuando pienso en ella, la imagino siempre haciendo algo. construyendo con las manos un mundo en calma lleno de olores, sabores y sensaciones.
La imagino, por ejemplo, en la cocina haciendo conservas y mermeladas, o dando un paseo por el campo recogiendo romero y orégano que luego meterá en bolsitas bordadas con iniciales para perfumar cajones y armarios.
También la imagino concentrada en la lectura o charlando, sosegadamente, con su gente más cercana.
A veces, cuando la miro, la pienso sentada delante de una chimenea contando pequeñas historias de esas que siempre te dejan con hambre de otra vez y otra vez y otra vez...
También puedo pensarla riendo a carcajadas, a pesar de tantas cosas.
Cada navidad, nos pone un nudo en el corazón en forma de un damero que elabora con cuidado y nos regala a cada una, haciendo un peuqeño homenaje a su padre que durante años lo hizo para sus hijos.
Hoy he puesto luz en este pequeño post. Por ella. Gracias a ella.
Etiquetas: amigas
4 Comments:
Siempre conecté con ella, sin conocerla, notaba en su mirada algo especial que me resultaba muy familiar. Luego resultamos ser de la misma ciudad, parece que l@s zamoran@s, sin saberlo, lo notamos.
Un abrazo, Cristina
Y hace unos dibujos estupendos. Una vez nos enseñó un cuaderno de viaje a N.Y. que nos dejó a todas pasmadas.
Un beso.
Es curioso, leyendo la canción de Mercedes Sosa, se me ha venido a la memoria M.L., seguro que sus seres queridos recordarán sus manos así.
Un brazo, Conchi
...y pese a los palos que da la vida....nos muestra su enorme su sonrisa...y de vez en cuando se pone una roja nariz......para hacer risoterapia...
un abrazo dulce, Rosa
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