05 enero, 2009

P.

P. es muy divertida.

Puede estar hablando de temas muy serios, pero siempre tiene una apostilla irónica, o un comentario al margen lleno de humor, que convierten cualquier asunto, por duro que sea, en algo mucho más liviano y soportable.

P. vive una vida por fuera, al modo más o menos convencional, pero dentro de ella habita una mujer rebelde, inconformista y soñadora que vive, sin ella, la vida que a ella le gustaría vivir.

Parece muy fuerte y segura P. pero, a medida que la vas conociendo, descubres en ella a una persona frágil y sensible, capaz de cualquier cosa por alcanzar sus sueños secretos.

Me encanta su sonrisa. Tan ancha, que ocupa toda su cara. Y sin embargo no tan larga como para llegar hasta sus ojos.
Porque hay algo siempre triste en los ojos de P. Algo indescifrable y misterioso que sólo se desvela al llegar a su alma. Es allí donde se oculta la auténtica P. la invisible en la cotidianeidad de los días, la mujer oculta tras la máscara de normalidad con la que ella ha elegido vivir.

Una tarde P. me "secuestró" a cambio de un pequeño rescate, y ante un buen vino de la Ribera del Duero me abrió su puerta secreta, la que conducía a su refugio privado.
Entonces descubrí los puentes que nos unían, los hilos invisibles que compartíamos, las ventanas parecidas a las que nos asomábamos, los deseos comunes a los que nos aferrábamos.

Dice que está llena de miedos, que prefiere morir de sed junto a la fuente, que prefiere imaginar que vivir, que el vértigo la atenaza cuando se ve volando por los caminos imaginarios de los sueños imposibles...
Y yo escucho sus miedos sin atreverme a empujarla, sin sentirme con derecho a hacerlo.
Porque ¡quién soy yo para decirle que hay algo que merezca la pena en el vacío!

Y, de repente, P. saca el humor de su chistera, y con una varita mágica -abracadabra- convierte la seriedad de sus palabras en una gran carcajada contagiosa.
Levantamos entonces las copas y brindamos entre risas por la vida.

Imagen: Mujer de pelo corto. Oleo sobre tela de Guillermo Brunstein

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3 Comments:

At 7:37 p. m., Blogger lourdes said...

¡Qué haya muchos días de brindis y risas!

 
At 5:08 a. m., Blogger Unknown said...

isabel, muy lindo tu cuento, pero el oleo sobre tela, no es de mariana brunstein, es de guillermo brunstein, pintor argentino radicado en new york.

 
At 9:28 a. m., Blogger Isabel said...

Brunstein. Muchas gracias por tu aclaración. Cambio ahora mismo el nombre.
No es un cuento :-) Hablo de una amiga...
Un saludo con afecto

 

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