07 agosto, 2013

Ayer

Fotografía: Suzy Parker
Yo, una vez, también, tuve un padre.

Y podía llamarle
¡padre!
y preguntarle
¿padre?
Podía escucharle historias
padre...

Los ojos de mi padre
tenían el brillo del aliento
y la esperanza de los sueños,
de los que se cumplieron
y de los que sólo pudo imaginar.

Ya no recuerdo el timbre de su voz
ni su textura,
ni siquiera las palabras
que solía usar, cada día y como todos.
Recuerdo, sin embargo, su sonrisa
su forma de coger la taza de café
sus andares, tan lentos, al final de la vida.

Pero, sobre todas las cosas
recuerdo su mirada,
los pequeños duendes que bailaban
en sus pupilas, las brasas
encendidas y las lágrimas
que cubrían de niebla
la nostalgia de su alma.

Hoy tengo yo algo de esa mirada:
duendes, brasas y lágrimas,
y también me alejo de la casa,
como hacía él, de vez en cuando,
hacia sombras oscuras.

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