14 diciembre, 2010

Hoy

Piensas: ya ha pasado un tiempo.


Y en ese instante un pinchazo en el corazón te recuerda que es corto el adiós, pero largo el olvido.
Hoy me he acordado mucho de ti. Y te he echado mucho de menos. Y hubiera dado cualquier cosa por poder verte, aunque sólo fuera un tiempo, un ratito corto.
Aunque de todas formas siempre me parecería demasiado corto, demasiado poco.

A mano amada

A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;

allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,

los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.

Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.

Ángel Gonzàlez

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2 Comments:

At 11:29 a. m., Blogger lavelablanca said...

¡Vaya, Isabel! En el club de lectura leemos un texto conjuntamente al final. El de hace dos sesiones fue A mano amada. (Alternamos prosa con poesía, tratando de que la vayan tolerando quienes no tienen costumbre).

Un abrazo.

 
At 11:06 p. m., Blogger Isabel said...

Bonita coincidencia Ignacio, bajo estos fríos también compartidos. Un abrazo

 

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