¿Por qué, hasta cuándo, en qué momento
se reunirán todas esas miradas en haz trepidante,
para hacerse breve rayo definitivo?
Carmen Conde
08 septiembre, 2010
De huracanes y otros fenómenos adversos
Aquel verano fue extraño.
Los fenómenos meteorológicos adversos se sucedieron durante días. Hubo fuertes rachas de viento huracanado que se llevaron por delante la pequeña cabaña construida con tanto tesón y esfuerzo. Que arrancaron de cuajo los pequeños árboles que habíamos sembrado con tanta ilusión y esperanza. Que convirtieron, aquel refugio, en un páramo desolador y siniestro, en el que apenas quedaban rastros de nuestras huellas.
Me costó mucho volver allí y, cuando finalmente lo hice, permanecí el tiempo justo de buscar entre los escombros, con una tristeza infinita, algún objeto que me permitiera encontrar una razón para volver a reconstruirlo todo.
No hallé ninguna, así que abandoné el lugar sin, ni siquiera, echar una mirada atrás.
Lo peor fue descubrir que aquel paisaje no era aquel refugio seguro en el podía guarecerme de tormentas y sinsabores cotidianos, un espacio secreto para conjurar las penas y las desilusiones diarias, un oasis para olvidar mis fracasos y soledades.
Lo peor fue descubrir que aquel lugar me habitaba por dentro, había echado raíces en mi interior y que, fuera donde fuera, su destrucción me perseguiría en forma de un vacío imposible de llenar.
Vino entonces a mi memoria aquel viejo poema de Kavafis...
Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré. Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado, Y muere mi corazón lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez. Donde vuelvo los ojos sólo veo las oscuras ruinas de mi vida y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otro mar. La ciudad irá en ti siempre. Volverás a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez; en la misma casa encanecerás. Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay- ni caminos ni barco para ti. La vida que aquí perdiste
Un poco pesimista, pero sí todo nos acompaña por dentro, incluso esos rincones maravillosos en que nos sentimos tan a gusto y que ni la mayor de las tormentas exteriores nos podrá quitar. Unbesote.
4 Comments:
Un poco pesimista, pero sí todo nos acompaña por dentro, incluso esos rincones maravillosos en que nos sentimos tan a gusto y que ni la mayor de las tormentas exteriores nos podrá quitar. Unbesote.
Bueno a veces suceden cosas así :-)
No son definitivas, sólo transitorias, siempre sale el sol
Un beso Búcaro
¡Qué profunda estás hoy, Isabel!
Me pongo a escribir algo y se me vienen palabras contradictorias: gente, recibir, salir, soñar...
Ahí, lo dejo.
Feliz fin de semana. Un abrazo.
Gracias por las palabras -no tan contradictorias Lavelablanca- son buenas palabras :-)
Un abrazo y feliz lunes
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