21 noviembre, 2008

¿Por qué?


Porque las experiencias más intensas no pueden ser contadas.

Porque el silencio es la mejor forma de decir ciertas cosas.

Porque las palabras se quedan pequeñas y no dan la talla.

Porque hay momentos irrepetibles, mágicos, únicos que, a medida que se alejan en el tiempo pasan a ser añoranza y nostalgia.
Porque un día descubres que, todavía, hay muchas cosas que te sorprenden y te inquietan.

Porque nada está escrito en las paginas del destino y la rutina es sólo travesía.

Porque hay gente que saca lo mejor de nosotros y tienen el poder de concedernos -incluso- más de 3 deseos.

Porque el sol se pone más tarde en el sur y el cielo parece, en ese momento allí, un mosaico de colores.

Porque nada es lo que parece y a veces lo que parece no es.

Porque el el tiempo puede detenerse y hacernos creer que somos eternos.

Porque todavía apuntamos, con urgencia, palabras y poemas en servilletas de papel.

Porque hay alguien que mira a su alrededor y ve lo que otros no ven, y con eso construyen la poesía. La buena, la auténtica, la que sale del corazón y llega a nuestra piel como un brillante pez de fondo.

Porque hay dueños de bares que, aunque no haya nadie sentado en las mesas, mantienen las velas encendidas.

¿Será por eso Daniel?

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