29 septiembre, 2008

Inquietantes paradojas...

Muy interesante...

"No deja de ser paradójico, en una época donde científicos y políticos claman por disminuir las emisiones de dióxido de carbono, que el destino último de la especie humana, y el de toda la vida sobre la Tierra, esté irremediablemente ligado a procurar que sus concentraciones en la atmósfera no disminuyan hasta niveles mortales: éste es el panorama que dibuja el paleontólogo Peter Ward, de la Universidad de Washington. La fecha, unos 500 o 1.000 millones de años en el futuro. "Todo el mundo se preocupa por lo que ocurrirá con el Sol, pero tendremos un problema bastante gordo con la pérdida de dióxido de carbono. La gente está ahora preocupada con el calentamiento global, pero a largo plazo, habrá cada vez menos CO2, hasta el punto de que las plantas ya no podrán realizar la fotosíntesis; el efecto será terrible sobre los animales".
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"Todo el mundo está preocupado por las cantidades de CO2 a corto plazo, pero a la larga, no van a bastar", dice Ward. La concentración actual de este gas es de 380 ppm (partículas por millón), a la que han contribuido las emisiones del hombre en los últimos cien años. Lo cierto es que en épocas pasadas había más CO2. Poco después de la desaparición de los dinosaurios estaba en cantidades cinco veces mayores. Si cogiéramos la máquina del tiempo de H. G. Wells y programásemos su reloj unos 500 millones de años o quizá unos 1.000 millones de años en el futuro, comprobaríamos que el gasto de CO2 por parte de la vida ha logrado que éste decaiga hasta 10 partículas por millón, un nivel por debajo del cual las plantas ya no podrán usar la luz para extraer energía. "Todas morirán", sentencia este experto.



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