02 abril, 2007

No me resigno...

Sigo sin dar crédito.
La Iglesia se aleja cada vez más de sus ideales y sus principios.
Hoy me deja atónita una noticia: Rouco cierra la iglesia 'roja' de Vallecas http://www.elpais.com/articulo/madrid/Rouco/cierra/
iglesia/roja/Vallecas/elpepuespmad/20070402elpmad_1/Tes

"Existe desde hace casi 30 años una parroquia humilde en el barrio de Entrevías (Vallecas) llamada San Carlos Borromeo. En ella, sus tres sacerdotes -uno de ellos es el histórico Enrique de Castro, el cura rojo- trabajan con la población excluida socialmente y acogen en sus casas a ex presidiarios, drogadictos, inmigrantes o chavales de la calle. No le cierran la puerta a nadie. Hasta ahí, sin problemas, según el arzobispado de Madrid. Pero es que los curas también dan misa vestidos en ropa de calle; admiten ateos y musulmanes; y en la eucaristía, en vez de hostias, reparten rosquillas. Y por eso, por no ajustarse a la doctrina de la Iglesia en cuanto a la liturgia se refiere, al arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio Rouco Varela, ha comunicado a los tres sacerdotes que tienen que cerrar la parroquia y que se busquen otro destino (...)"
Leo la noticia una y otra vez, intentando encontrar un solo motivo por el que esta Iglesia haya cometido una falta grave que atente contra la dignidad de los cristianos.
Sólo encuentro una aplicación casi al pie de la letra de las doctrinas de Jesucristo. Una forma de relacionarse con su parroquia como -según tenemos entendido- hacía él.
Sólo encuentro una Iglesia abierta a todos los seres humanos, refugio de las solitarios, de los más desgraciados, de los que nunca serían admitidos en ninguna de las parroquias del Barrio de Salamanca.
Y me pregunto hasta donde llegarán. Hasta donde serán capaces de olvidar los principios, su verdadera razón de existir (si es que tienen alguna), donde comenzaron y para que.
No tengo más palabras. Estoy demasiado indignada y muy poco resignada.
Lo de la resignación cristiana no va conmigo.

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