31 diciembre, 2009

Último día del año

Llueve intensamente sobre Badajoz en estos últimos días del año.
El viento sopla con fuerza y el día amanece tarde, perezoso, lento. Como si arrastrara el peso de un año que, como todos, ha estado lleno de luces y sombras. Nada nuevo bajo el sol o bajo, en este caso, el cielo cubierto.
El tiempo se sucede rigurosamente cumpliendo los ciclos que inventamos para él y nosotros, barquitos de papel en un océano, lo celebramos con mayor o menor alegría.
Nos deseamos salud y felicidad para el año que comienza. Nos proponemos hacernos un chequeo, viajar más, dejar de fumar, hacer más deporte, ver más a los amigos lejanos, leer más, estudiar un idioma o apuntarnos a clase de cocina japonesa.
Nos ponemos metas: ser más felices, más solidarios, más generosos, más tolerantes y más críticos.
Hacemos examen de conciencia, dolor de corazón y propósito de la enmienda (¿era así?)
Brindamos con champan o cava, comemos 12 uvas, nos abrazamos a discreción y sin ella, y sentimos en nuestro interior como si pasase una hoja de nuestras vidas y estrenáramos de repente una vida nueva, como un calendario nuevecito y crujiente.
Esta noche será así. Mañana será otro día.
Buen año a tod@s.

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