04 octubre, 2009

Zamba para no morir

Regreso de mi tierra.

Como casi siempre que vuelvo de allí, el viaje tiene una banda sonora y muchas veces ha sido la misma.
La voz de Mercedes Sosa me acompaña en el recorrido por la Sierra de San Pedro, en la circunvalación de Cáceres, al pasar por el desvío del Casar, cruzando el pantano, dejando Plasencia a la izquierda, subiendo la sierra de Béjar, bajando a Guijuelo, cruzando Cuatro calzadas...
La autovía ha puesto Badajoz a dos horas y media de Salamanca y ha transformado parte del paisaje, alejando los pueblos en los que antes parábamos para tomar un café o un pincho.

Suena "Será posible el sur" y yo me dejo llevar por la melancolía que siempre me sigue, como un perro fiel, cada vez que abandono la ciudad en la que soy más yo.

Y poco después: Todavia Cantamos, Corazon De Estudiante, Agosto En Tucuman, Pequeña,Todo Cambia, Como Pajaros En El Aire, Siembra, Mi Abuela Bailo La Zamba y Vira viró...

Me sé todas las letras de memoria e intento seguir la magnífica voz de la cantante argentina.
Su voz me trae recuerdos vividos hace años y sobre todo me mantiene, no sé por qué más unida, si cabe, a los paisajes que atravieso.

Cuando entro en Salamanca pongo la radio y me entero de la noticia: Mercedes Sosa ha muerto esta madrugada.
Bajo entonces el sonido del aparato y cruzo el puente Enrique Estevan en silencio y con un gran nudo en la garganta.

Regreso, de nuevo, de mi tierra.

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