Alguna vez recuerdo ciertos días de junio...
El bosque estaba arriba.
Abajo, junto al río, estaba el claro.
Y en aquel claro se reunieron, bajo el sol y la luna de junio, la palabra y el verso, la música y las imágenes.
En aquel claro, rodeados de árboles y arrullados por el rumor de un río en el que flotaban barquitos de papel (en que extraño arenal han varado, tu sonrisa y mi pasado, vestidos de colegial)
Suena la música y los que acuden al claro, en esa tarde dorada, se abrazan en el reencuentro -tantos años- y se derrochan sonrisas y abrazos y palabras que quieren saber de un año entero.
Y todo se llena de imágenes...
Bernardo Atxaga nos cuenta despacio que viejos son los bosques.
Boni, Rodorín y Luis Felipe nos traen los ojos de la memoria.
Paco Ibáñez, bajo una luna inmensa, canta como tú.
Mario Merlino y Jesús Marchamalo se enzarzan en una discusión sobre conjunciones y disyunciones y adversidades de la lectura.
Noni Benegas con el brazo en cabestrillo -un tropezón cualquiera da en la vida-
Rosi recogiendo libros y cerezas con los ojos llenos de luz y un poema de Benedetti.
Javier Sobrino y Javier Flor, tantos años después, recogiendo libros y cerezas con los ojos llenos de luz y las manos llenas de Peonzas.
La generosidad, el buen hacer y el afecto de Daniel Casado y Raúl Vacas -nunca tuve tan cerca a dos jóvenes tan poetas-
Enrique y Montse, Marga y Fernando, Agapita, Cecilio, Esther y Javier -que dos maravillosas sonrisas-
Rosa y su biblioteca escolar.
El taller lleno de extremeños (nunca había habido tantos).
Agustín García-Calvo con la coleta torcida como nosotras, hace mucho tiempo, en el gimnasio del Colegio Santa Teresa.
Isabel Escudero, con sus poemas, la mirada azul, el rimel en las mejillas, la flor en el pelo.
Las chicas de Guadalajara, tan espléndidas, con sus historias y sus cantos.
Mi gente del club de lectura: Paqui con sus carcajadas y ojos abiertos a todo ; Mª Luisa y su timidez que rompe de repente ; María -espectacular (ella sabe por qué) ; Encarna -que cerca todavía aquella casa Lis-, Lourdes y su corazón (creo que más grande que ella), Vicenta -tan cerca, tan lejos, tan única, tan verdad-
Y luego Manolo y su intensidad y la pasión con la que vive todo...
Todo a flor de piel esos tres días de palabras y poemas, de intercambio de emociones, de beber cada segundo, de disfrutar cada cosa que nos cuentan, de seguir aprendiendo, de seguir dudando, de sugerencias, de carcajadas o sonrisas, de lágrimas y piel de gallina, de apuntar títulos, nombres, de proponerse cosas para hacer, y otra vez, y otra vez...
La noche, las noches, la luna, el monte arriba, donde siempre estuvo, la fuente, el camino, las flores amarillas.
Aquella señora del pequeño bar que nos habló de lo que no queríamos escuchar -dolía-
El bosque estaba allí en la noche. Abajo el claro.
Riocantos (Arenas de San Pedro-Ávila)
1,2 y 3 de junio de 2007
Etiquetas: direcciones de blogs, literatura
5 Comments:
E Isabel.... transmitiéndonos a todos su pasión por las cosas que realmente importan. Gracias.
Paqui.
Estaba esperando este maravilloso post sobre el encuentro,... si me quedé con ganas de ir por motivos personales,.. estos comentarios me elevan la rabia y la impotencia aún más,..
cuanto hubiera disfrutado!!!!! cuanto hubiera aprendido!!!!!
¡CÓMO TRANSMITES! ¡CÓMO CONTAGIAS!
ESTER
¡ Vaya resaca la tuya ! y no me extraña, pues yo estuve unas horas y dicen mis compas que todavía estoy en la nube de ARENAS.
Gracias por hacer posible que yo aparezca en esta historia, nunca voy a olvidarlo.
Amarillis
Gracias a ti, Isabel, por descubrirme el bosque y por tu luz
¡¡Hermosos recuerdos Isabel!!
No sabía que tenías blog. Llego a el desde las Derivas de Daniel...
Ojalá este año nos volvamos a encontrar.
Besos desde Badajoz
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